Una Asistente Para El Millonario
a, porque necesito qué acompañes a Mónica, ahora que llegó de
te de su tía. ¿Creía que era un perrito de millonarios qué se dedicaba a hacerle compañía a sus dueños? Porqu
or las tiendas más caras y cargar sus bolsas, mientras el trabajo en la oficina se caía a pedazos, y al llegar toda la culpa sería echada sobre mis hombros- ¿No
sin mas dándole fin al asunto. Dejando en claro que
lo en ese tono de voz cuándo también dijo que las horas extras que esté de noche, también serán paga
auto y seguí a ambos hasta adentro. Dónde de inmediato una mujer nos atendió, vestida
ndo una sonrisa bastante falsa a la vista. Mir
en reparar en la chica, indicándole lo que necesitaba. Llevándonos a una sección de lencería, dónde sostuvo un par de conj
res... Y también, quisiera algo exótico para ella. - me señaló con entusiasmo
había i
reció en mi pecho y desapareció. Un calor extraño se apoderó de mis labios y lo
l. Ahora que lo tenía tan cerca, era muy distinto a como lo veía en la e
medio metro de distancia con las manos en los bolsillos. - Comerá lo que desee, y así puede hablar mas co
e perfume suave y dulce. Estaba hipnotizada con la forma en que me veía con tanto
si era por el. Me agradaba la idea de que no era un fantasma aun estando frente a el, como muchos millonarios hacían frente a sus empleadas. Siempre creía que nada más
ña sonrisa que no tocó mis labios. Mirando fijamente esos ojos azule
a ner
e un poco más intimidándome con eso ojos perfectamente alineados con los mí
con ustedes está noche, ent
peor que po
.
re eso durante la comida. Y no dudó en hacer notar su molestia cada que podía refunfuñando como una pequeña niña frente a todos. Era muy gracioso ver cómo reprendía a su sobrino del
lar, y hacer sentir cómodo a cualquiera siemp
iba a tratar las tardes de compañía que ella me pidiera, entre compras y comidas el tiempo iba a correr para nosotras. La segunda vez, traté a toda costa de negar el ofrecimiento pero ella no paró de obligarme a
acaba dichas palabras que me había expresado cuan
r. Así lo había elegido Eduardo, mi jefe... Quien propuso venir aquí, ya que, estaba enamorado de la pasta que preparaban en este luga
jado a New
lanes. Ansió conocer tal ciudad algún día que pueda. - re
también me encantaría ir, tampoco la
en en un pueblo llamado Toshbill, a cuatro horas de aquí. ¿Por que? -
lugar hermoso, tengo un par de amigos allí. Hace mucho que no los veo. Estudiamos juntos la universidad y después no s
aros, iluminando la calle con sus bombillas de colores rojizos y blancos. Era como un arcoíris o quizá un
rante unos eternos segundos, contemplando lo maravilloso del momento con esa canción
h.
-pregunto inclinando una p
ue no era capaz de mirar. Mientras que Mónica, se pintaba los labios en un espejo que llevaba en su man
no comería algo como hamburguesas o comida chatarra. - confesé arrugando las cejas y los
Habían muchas cosas aparte de eso, como la salsa, o la carne, hasta la lechuga podría comentarse. ¿P
que es cinismo. Acuérdese que esta mañana, en su oficina, cuando solicito mi presencia, no dudo en ver
vés de ese par de labios bien definidos. Le parecía graciosa. ¿Eso era bueno? Se veía extremadament
ando su barbilla con una de las palmas
la campanilla de la entrada. Llamaron la atención de Mónica, ya que
estos dos años que tengo siendo
ciendo un mohín con sus labios. Era cómico verlo. Era c
las reuniones de trabajo. Cuando las hacia en la empresa, lo único que su cuerpo gritaba era qu
mas de dos meses. ¿Qué lo esta empujando a hacer tal cosa? - pregunte atre
eguntarle sobre su forma de comer ya es mas que
la silla. Acomodando las solapas de su traje. - Se trata
oz alta. Me tape la boca de inmediato c