Una Asistente Para El Millonario
ía sido un lindo día de paz y tranquilidad, hoy, en miércoles, todo estaba siendo un desastre. Increíblemente un desastre. No sé porqu
ormación sobre la mesa, para confirmar, aprobar y llevárselos al jefe para que el los apruebe. Y
ntrar a otra, pidiéndome un vaso de agua entre cada junta de menos de quince minutos. Para aclarar cualquier duda del próximo proyecto que entraría a la empresa por
uestos en el portátil en sus manos. Revisando las palabras que le había escrito la noche anterior y que debía aprendérselas para dar un corto comunicado a la prensa, anunciando parte de su propuesta para este mes.
comprarme uno rojo para mí, que iba acorde con mi atuendo. Ella se pensaba que ahora yo era su hija, prima, hermana o experimento, como quisiera llamarlo. Y me obligaba, se acercaba a eso... a ponerme cosas iguales a las de ella. Piens
la puerta dejándome con la boca abierta por la forma en que me hablo, mientras yo, veía unos papeles junto a Enrique, quién me ayudaba a dec
n es de segundos, ese que, dejo abierto para mí, mientras que yo llegaba a él, a pasos apresurad
abajamos. El se quedó observando la puerta y meneaba la cabeza al ritmo de la música de ascensor que había en el pequ
y ese rostro imponente y dominante que llevaba consigo cada minuto. No podía descifrar la amargura de sus ojos, ni tampoco esa
s. Quizá estaba cansando y por eso me ve
que hace se
a. Y mucho menos después. ¿A qué
rada justo aquí,
ablo d
acuerdo de Shepard con nosotros. - dijo entrando a
erdo de Williams Shepard? ¿
a, pero todavía no sabemos
pard y el no me lo quería decir. Buen
lo el acuerdo? Hay varios papeles que el firmó pa
to parándose del otro lado del escritorio vie
culares sobre ellas. Estaba estresado. Y yo
os, obreros. El metió las narices en todo y encargó personal suyo
. Y no lo hice porque no hay nada en mi cabeza con respecto a esos papele
s reviso a detalle. No ponga en duda mi memoria tampoco, porque sé
sillo. El traje le sentaba a la perfección y su rostro estaba relajado. Mirando y dibujando al
nte. Me dí cuenta de que estaba anhelando cosas que, posiblemente no oc
el pecho. Cosa que, solté de inmediato intentando no hacer notar el par de montañas envueltas en la camisa. Llevaba el cabello lacio
perfectamente si ya no quieres trabaj
dem
uedado en lo absoluto como para que
ted lo hizo notar. Su cara no
ago mi trabajo. No estoy al pendiente de cualquier gesto que mi ros
iento y me retiré caminando rápido fuera de la oficina bajo la vista de el. Sin pedirle permiso. De
por el trabajo en la ciudad, despues de dejar el anuncio de que se buscaba empleada como secretaria para el señor
en cuanto tuviera un rato libre. Y debía ser antes del viernes. Esperaba que Mónica, me
puse la computadora en desc
gistro de los contratos con los inversionistas, y así conseguiría el contrato de Williams. ¿Qué había de malo co
s con la bombillas personalizadas. Habían varias escaleras para subir a los otro
aba conmigo para revisarlos. Siempre tengo que estar haciendo algo y no perder tiemp
los cofres con los archivos de contratos. Había uno aqu
Comencé a buscar, primero por nombre completo y luego por la fecha en que se cerró el trato pero
n más dentro de la biblioteca. Un hombre estaba en las escaleras de arriba leyendo
qué allí estaría, así que lo abrí de inmediato dejando a
erró el trato. Eduardo no había dado señales de vida, ni me había enviado textos. Eso significaba buena
n la cajonera y maldije por lo bajo cuando nin
te estante. ¿Pero iba
todos los cajones con llaves y revisándolos des
tuve más opción que acercarme a la