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El infierno de los Sarkovs

Capítulo 2 Otro punto de vista

Palabras:2480    |    Actualizado en: 18/02/2023

ron al promedio del último trienio en cinco puntos porcentuales, con un error de 0,0002. La ca

junta decía. Llevaban allí dos horas, que no era nada comparado con otras reuniones que habían tenido. Se so

y refrescante, justo lo que él necesitaba. A

icionado —le susurró ella, volv

spechosa le parecía a veces, tan im

bes cubrían el cielo, arremolinándose en la neg

nión terminó, sa

ré por usted —le dijo uno de los guardi

rar ¿Lo harás p

penado, se h

ia a veces era

alorado cuerpo. Se estaba quemando, tal vez le daría gripe. Y sí, llovería. Olía la h

n pato? —s

bien podían ser lagunas, espejos de agua. Eran dos, a cada lado del ca

éfono

o Vlad ¿dó

a, todos los mensajes eran iguales. Su

. Déjame en paz

na mega ciudad tan bulliciosa y carente de espacios naturales como en la que

ejaba, espantado. El animalito no alzó el vuelo, permaneció allí, pese al ruido, al aire contaminado y a las moles de acero que se erigían donde una vez hubo sólo árboles, él se

puestas en una cabeza que parecía haberse quedado en blanco de la nada. Miró para todos lados. No había nadie cerca salvo un pato. Una fina llovizna comenzó a caer y él no era un pato, de eso es

hasta que Markus logró hallarlo. Estaba al otro

más de cuatro patas —dijo Vlad, reclinado en e

Sarkov luego de pasar una semana en la clínica. Allí

darán lo que usted

ontón de escombros con los que debía construir un pasado,

tana vio a lo lejos un niño corriendo. Markus le había dicho q

no estab

mujer que está con mi

hofer, intentando distinguirla a la distancia—.

entes, así acabaría también su hermano, convertido en uno igual o peor, presionado co

me fui. Es tiempo de corregirlas —a

u viaje? —preguntó su

un esclavo, junto a una decena de inmigrantes chinos ilegales, eran unas vacaciones soñadas, si hasta había disfrutado de la be

o él, esquivando el abra

había dicho. Recuperaría los recuerdos de base, así los llamaba él, pero los que

imagen mental que se iba dibujando en la bruma tras sus ojo

ebía sentarse. Como nadie lo vio con extrañeza confirmó que había acertado

os y esos ojillos negros que parecían estar mirándolo le revolvieron el estómago. Cerró los suyos unos instantes. La agria pestilencia que reinaba en la bodega del barco camaronero inundó su nariz, como si siguiera all

su vino y usó el

de ir a la escuela? —cuesti

olvería a clases, a un ambiente social normal y le

o lo dejó

ella—. ¿Te ha gustado la langosta? Las traj

su perversidad natural. Aquella sonrisita tenebrosa que disfrazaba de dulzura era un vestigio de su goce, de la fascinación que sentía al atormentarlo. Ella sabía perfectamen

jer como última instancia para seguir reteniendo al pequeño en casa cuando

lo convencía de que era correcto abandonar la escuela, as

ngen debe hacerse fuerte. ¿Qué es esa mierd

otro modo, no para sobrevivir en aquella familia donde la fel

n de su despacho. No iría al trabajo, no sin antes estar seguro de quién se suponía q

enemos en la empresa? —le pregunt

la menor idea, creo que h

sobre sueldos, vacaciones y beneficios de los que gozan nu

iguos en su despacho, puedo busc

ares para trabajar. Antes de que termine el año quiero que estemos en el pue

y parecía con más entusiasmo que nunca, tan intenso, tan avocado a su trabajo. Era un o

sos documentos. Pediré que r

sticas de empleado

claro, q

o dejar la marihuana, el hombre había adquirido una conciencia ecológica que lo hizo implementar una serie de medidas para volver a la empresa en una sostenible. Aquello les había valido el reconocimiento de numerosos medios, tanto nacionales como ext

carpeta azul de la que le había hablado Markus. Allí estaba, con todas esas personas que debía recordar, con todos sus secr

ida reinaba un caos mucho peor de lo que imaginaba. Por instantes, deseó vo

mo, aquellos recuerdos de su estadía en alta mar se sintieron lejanos y

ndo la carpeta azul baj

a y tecleó la combinación de la cerr

re le envía esto

! —le

ar a su despacho, a su fortaleza, a su bodega de... de lo que fuera. Y le hablaba

da a mitad de dar un paso, tambaleando para no caer. —Y encima

con la niñera criminal había sido amable. No cometería el mismo error dos veces. E

n a su cabeza, ellos lo miraban con la misma curiosidad que ella, sin saber si era seguro ace

uerta y lárgate —ordenó, volviendo la vist

y sin dejar de mirarlo también

ando Samantha estaba por cruz

da como el mejor lugar para trabajar, no su casa. Tal vez debía involucrarse más en las contratac

alquier ser humano racional y decente, volvió s

de desinterés. No le iba a dar má

madre me pidió que le traje

que servían en la mansión. Vestía como una pueblerina, d

Entonces q

cargo le confiriera algún tipo de inmunidad al

idea le resultó perturbadora. Supuso que, poco a

ndo a mirar su computador

escuela y él no tendría que volver a ver esos ojos de cervat

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1 Capítulo 1 Zero2 Capítulo 2 Otro punto de vista3 Capítulo 3 El amuleto4 Capítulo 4 Dudosa sexualidad5 Capítulo 5 El poder de las sonrisas6 Capítulo 6 La primera noche juntos7 Capítulo 7 En las manos correctas8 Capítulo 8 Las perversas clases de cocina9 Capítulo 9 Castigos que dejan marcas10 Capítulo 10 Matrimomio y dominación11 Capítulo 11 Su cervatillo12 Capítulo 12 Cervatillo caído13 Capítulo 13 Los hijos no son perfectos14 Capítulo 14 Pensamientos obsesivos15 Capítulo 15 Secretos en el baño16 Capítulo 16 El peso de las decisiones 17 Capítulo 17 Ayuda divina18 Capítulo 18 La clave del éxito19 Capítulo 19 No correspondidos20 Capítulo 20 Aprovechar el presente21 Capítulo 21 La prueba22 Capítulo 22 La sustituta23 Capítulo 23 Premio humanitario24 Capítulo 24 La ironía de las bolas25 Capítulo 25 Antiguas rivalidades26 Capítulo 26 Venganza y madurez27 Capítulo 27 Despedida28 Capítulo 28 La novia secreta29 Capítulo 29 Los besos de Ardelia30 Capítulo 30 Sueños rotos31 Capítulo 31 Vlad, el fugitivo32 Capítulo 32 Vlad, el exterminador33 Capítulo 33 Decisión 34 Capítulo 34 Violeta35 Capítulo 35 Pecadores36 Capítulo 36 Renunciar al amor37 Capítulo 37 Noche especial38 Capítulo 38 En la oscuridad del pozo39 Capítulo 39 Asociaciones peligrosas40 Capítulo 40 Familia disfuncional41 Capítulo 41 Dulces sueños I42 Capítulo 42 Dulces sueños II43 Capítulo 43 Un nuevo comienzo44 Capítulo 44 Tú, yo y el cielo I45 Capítulo 45 Tú, yo y el cielo II46 Capítulo 46 Corazones en reparación 47 Capítulo 47 Condenados48 Capítulo 48 Los chicos Sarkovs49 Capítulo 49 Novio de prueba50 Capítulo 50 Un año más I51 Capítulo 51 Un año más II52 Capítulo 52 Revancha 53 Capítulo 53 Adiós soltería54 Capítulo 54 Una nueva amenaza55 Capítulo 55 Cabos sueltos56 Capítulo 56 Regalo de bodas I57 Capítulo 57 Regalo de bodas II58 Capítulo 58 Luna de miel: Semana de Sam59 Capítulo 59 Luna de miel: Semana de Vlad60 Capítulo 60 Los secretos de Ingen61 Capítulo 61 Cenando con el enemigo I62 Capítulo 62 Cenando con el enemigo II63 Capítulo 63 Un día en el trabajo de Sam64 Capítulo 64 Una buena cita65 Capítulo 65 Días difíciles66 Capítulo 66 Resistencia paterna67 Capítulo 67 Las perversas clases de yoga68 Capítulo 68 Educación parental69 Capítulo 69 El valor de un enemigo70 Capítulo 70 El deseo71 Capítulo 71 Insomnes, pero felices72 Capítulo 72 Selección natural73 Capítulo 73 El que ríe al último74 Capítulo 74 Día de clases75 Capítulo 75 Secretos sucios76 Capítulo 76 Sueños contigo77 Capítulo 77 Vida familiar78 Capítulo 78 Una buena negociación 79 Capítulo 79 Los chicos Sarkovs II80 Capítulo 80 Merecido cansancio81 Capítulo 81 Resignación 82 Capítulo 82 El súper poder83 Capítulo 83 Fue culpa de la monotonía84 Capítulo 84 El proyecto de ciencias85 Capítulo 85 De familias perversas y otras cosas86 Capítulo 86 Epílogo87 Capítulo 87 Extra: Carrera política88 Capítulo 88 Extra: Buenos perdedores89 Capítulo 89 Extra: La novia del año90 Capítulo 90 Extra: La crisis de Sofi91 Capítulo 91 Extra: La mejor familia92 Capítulo 92 Nueva historia: Regresa a mí93 Capítulo 93 ¿Quieres guerra ¡Guerra tendrás!94 Capítulo 94 Sofi:1, Andy:195 Capítulo 95 Remedios caseros96 Capítulo 96 Lo que hace el aburrimiento 97 Capítulo 97 El inicio del fin98 Capítulo 98 Intelecto superior99 Capítulo 99 Habilidades quirúrgicas 100 Capítulo 100 Equilibrio espiritual