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Hit me, Cupid

Capítulo 3 3

Palabras:1329    |    Actualizado en: 07/02/2023

P

sta casa. Olvida eso, esta no era una casa, era una mansión, y era impecable. No podía tirar mi mochila en cualquier sitio como hacía en mi antiguo hogar. Aq

o hacia mí, con su corto cabello

má, ¿qué

re, pero su entusiasmo me ponía nerviosa. Mucho. El

riño. Jack se ha ol

ucrados durante más del medio año que llevan casados, pero al menos

uaves y una apariencia apenas más vívida, aunque todavía estaba impecable. Abrí la puerta y me derrum

éfono. Contenta de tener una razón p

gre se oyó desde el

¿No es un poco tarde por allí? —Cons

ar después de l

, pero con un nivel alto de azúcar, era aterradora.

s cosas por a

na por la idea—. No es ni de lej

á el encantador Lord C

a r

e me está engañando y todos en ambas familias lo

or la que no me gustan la

, justo com

a persona rica

lguna vez hubiese act

uchar su inte

pasó c

va. Nada la pondría en cami

s decir? —re

¿Por fin admites que te gusta? ¿Te p

no exa

nta —gimió

la historia. Rhi era la única que conocía la identidad d

e que no le gusta o incluso sin saber quién

s, sí

una pausa calculada siguió hablando de manera in

do a través de su actitud despreocupada—. Ape

en sentido figurado, era cierto. Él no

untó en voz baja, como lo ha

ue está triste y enfadado. No es que vaya a saltar de alegría cu

r a su pareja ideal solo para perderla un tiempo después debi

ro volver a casa. Q

ofrecí la mejor c

s

RR

sa y colapsé en un sofá en el salón prin

oyó una voz

la castaña cabeza de mi her

ar, ¿es

—gemí—. ¿Por qué sig

, sus ojos se abrieron

había encontrado muchas veces peor que esto—. Vamos,

ada —contradije—. Pasarán d

e estremeció como si le hubiese dado un puñetazo. Él prefe

ñana no podrás ir a clase —me informó, t

e tan pronto com

nta —repliqué—. Usted, s

de ayudar

podía ser tan o

aré

o lo e

Tienes diez años. Creo

me desplomo. Troy me agarró del

sto que

sigues levantado? —pregunté, que

ogiéndose hombros, renunc

e y tómate un vaso, y

no iba

e fue a l

no tanto como para ser inmune a la mirada asustada en los ojos de mi hermano. Mi cabeza se hundió en mis m

dormido. Se sentó en la silla frente a mí, a

—pregunté, tratan

vaso—. Pero Alexa tod

á —le a

nrisa engreída,

Su sonrisa se desvaneció—. ¡Pero han pasad

ntaja de que todas las

e detiene

os. Tienes una ligera

, inqui

más de experi

bueno como tú. —Suspi

a ver si planeaba continuar, tenía los ojos

mo alguien mayor y maduro y

llo con una rara sonrisa cariñosa. Parecía tan inocente como solo un niño puede serlo yaciendo allí. ¡Y estaba triste por no ser como yo que tod

uieres ser como yo.

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