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El alma

Capítulo 5 5

Palabras:3941    |    Actualizado en: 07/02/2023

ítu

o y delgado de la niña y, como puro reflejo, Zoey llevó la mano a su p

sido una portad

odavía tenía e

Y

de su cuerpo

gados fijos en Zoey, con la mano izqu

iedo —di

íamos

rostro se tornó gris y su cabeza se movió con frenesí. El c

o, pero la joven

n su voz descompuesta y llena

oey, mientras Zac

» —tradujo él y repitió—

asustada. Las palabras del

e aquí —ins

planta baja el chico saltó a su mochila, ya como un peluche blanco. Sin detenerse, ell

dónde diablos se había metido. Esta

irgen por mamá y

/

ograron avanzar apenas una página más en toda una semana y, envueltos en una ola de calor

al menos en lo que pudieron obtener hasta ese punto de la traducción. El texto se focalizaba más bien en lo que veía e

ntasma había sido una portadora,

ino que prefería ignorarla. Pero, si en algún momento decidía hacer un comentario al respecto, la rubia se sentía lo bastante segura de sí misma como para res

daba en corpiño con Zack en la misma habitación; esconder su cuerpo ya no tenía demasiado sentido. Sin embargo, a pesar de q

no crees que ha sido su

uaderno—. No me gustó nada ese fantas

la rubia desviando la

y molesta por la falta de atención. Estaban solos, ¡muy solos! No habían vuelto estar juntos porque

res venir conmigo un rato? —le p

Todo el año le había dedicado insinuaciones, pero ahora que podían disfrutar el uno del otro, Zack la ignoraba. Zoe

cuando termine de

y se quitó también l

iró la cabeza hacia ella. La lapicera que tenía en su mano cayó al suelo

que la mirada intensa de Zack podía hacer en ella, y

quizás. Aunque ahor

posó sus labios sobre los de ella y colocó ambas m

perado del cajón y que llevaba en el bolsillo de su pantalón. La agitó en el aire delante

ciones, sí, pero no se arrepentía. Eran sus más puros sentimientos por él y

a simplemente arrojó el p

/

jadeó Jessica—. Me

ras tardaron en arreglarse por falta de presupuesto. Pero al fin, gracias a Dios, podían me

a*: P

alor que hacía ni Zoey ni Jess se fijaban mucho en él. Todavía se acordaban de las tortuosas clases de l

chicas de segundo y tercer año no lo escuchaban en lo absoluto. Mariska estaba sentada muy cerca de él y lo mira

de Sudamérica

hombre? Claro que sí —se quejó Jessica de

en realidad —

, impacientes, mientras el t

en la piscina en este momento, voy a e

resaban los pectorales tan marcados q

umergirnos para acostumbrarnos a la temper

n de un salto. Casi que fue

disfrutando enteramente de sacarse el calor de encima. Algunas de sus compañeras e

e sonreía agradablemente. El profesor le devolvió el g

ue Mariska quiere tirár

pesos*? —

os argentinos. Cuarenta pesos del 20

te? ¿E

toy apostando demasiado con esto —terci

to cincuenta a que en

ír

o por el fuerte brazo

ande, no creo que l

rreó Jess—, cuarenta a

los ojos

la trabó con la de su am

mo fotos de e

Qué

después de unos diez minutos los alumnos lo ignoraron por completo; él se dejó distraer cuando Maris

inal armaron un gran partido de voleibol y las pelotas mojadas volaron para todas

ón de Mariska con cuidado, mientras ella le hacía ojit

n y el juego siguió con risas, no sin a

íos! —gritó, balanceando su

/

a Zoey de que los que aparecían en la borrosa fotograf

a que vea una prueba de verdad —resumió

ahí se ve

los pies. La ola de calor persistía después de dos

as breves preguntas

raron entre ellos

pileta de contrabando —p

su silla junto a la mesa de laboratorio—. Escuché que la profesora va

intió con

a Zoey no

ra

sobre unas pr

ra al chico e intentó convencerlo d

! ¿No lo recono

ajes de otros tipos, Jess

a b

os —rio Zoey y James l

demos averiguarlo

s, eh? —retrucó

ce Mariska no es ning

r la cosa es diferente, tend

dió la mano y se r

cont

o descansarían

as por la profesora de forma escrita,

el fin de semana, tal vez podamo

para dejarlos arreglar

en ese pueblo; sentía un poquito de sana envidia por Jess. Por suerte, nada era ete

nejo sentado en su cama con el cuaderno entre las patas. No le dio tiempo a cambiarse

a más miedo —musitó— ¿C

así —terció Zoe

es, es

a ella había sido tétrico al principio, pero ahora tenía

rojarlo por la ventana —dijo su amiga antes d

jajaja —contestó Zack. Zoey le sonrió y se dejó

n. Ni los profesores quieren trabajar. —Estiró la

as sin hablar, dicen que tiene pesadillas en las noches. La situación se ha calmado después de la muerte pr

to s

rte de su madre. Este es trabajo de n

raron al mi

que tomarl

, sin contar a las sombras esas y al fantasma. —Zack se cruzó de patas—. Son cosas… ex

nció los

ento

sea posible sobre el dije es nuestra única oportunidad. Si yo hubiera tenido la informació

del baño con un estruend

de enjuague? —pregunt

lante de Zackary; su mejor amiga

se habr

—contestó Jess, mirán

. ¡Es para cabellos oscu

n entró en el c

Jessica se había terminado y no lo recordaba—. Usa la mía, ¿sí? —Jess se encerró en e

ardó si

hice de todas formas —musitó él, mi

la crema de enju

eje destapada y esta se

e a Jess ya le está

escubre? —S

nemos más posibilidades de que nos encuentre desnudos a que relacio

jas y le dio un go

desnudo» co

año —murmuró él, s

ey, palmeándose las mejillas para ocultar

or. No es como si no quisier

r levantarse de la cama—. Ya sé que te encanta, pero si pones esa cara de «ayer tuve una

de la cama y se levantó por fin, sin darse cuenta de que e

las ceja

a decirme que

! No ando c

i fuese algo malo —

ello,

dos veces! No estoy se

de un lado a otro. Y Zoey supo que había dado en el clavo con su ego—. ¿Y los gemidos? ¿Y cuando me dices: «Sí, me gusta» y «Oh,

a cara. ¡Él tenía esa capacidad para volverla loca! ¡Era

se sentía incómoda. Lo que más disfrutaba era el juego previo. Zack era muy bueno con sus labio

, antes de darle una pata

e brazos y con una expresión mort

e peluche me da terror, tú te pones a gritar c

s! —mintió, como si le molestara qu

ole una miradita d

or qué grita

arias veces, sin tener ni la más mínima idea de

y algo sensible, con el calor y todo eso —b

ra más estúpida de

a Zack? —repitió Jessic

cogió de hombros—, él

as—. En serio, en serio que intento comprenderte, pero me asusta pensar

ra atarse a una persona fallecida; que solo tenía dieciséis y que la vida continuaba. Así que asintió y bajó la c

ón, lo haré

los labios y rel

varios pasos hasta quedar frente a ella, mientras ponía sus pensamientos en palabras—. ¿No hay nada que quieras decirme? Sabes que puedes confiar en

a, lo mejor era quedarse con la boca cerrada. Ella no debía meterse en estos asuntos, en especial después de

ck no fue tan fácil para mí; todav

o tú —susurró Jess—. Si no lo hubie

dije ahora, no estaría Zack allí. Sí, hubiera estado menos afectada. Estaría dolida,

necesitas ha

ió el gesto. Sabía que ella había quedado desplazada en su vida mientras Zack

as —le

oca ropa —con Zack bajó una capa de prendas en una esquina del cuarto— pintándose las uñas y hablando de chicos —o más bien, de James—. Pareci

toda ocasión. «¿Él es bueno besando? ¿Ya lo hiciste con él?». Antes no se hubiera animado a mencionar esas cosas, pero teniendo e

mes. Después de su mala experiencia entregándose a Ad

uera el primero —musitó ella en un mo

comedor. Al menos Zack tendría un rato p

junto con uno de sus c

chicas? —dijo Jam

sus ojos en la bandeja que Je

mer todo eso

ás, estás

es c

ás flaca de lo normal. Lo not

ue tú

sobre los vestidos de algunas chicas del baile, tema de conversación que comenzó y terminó él solo pues Jame

jo, por fin sin ser c

as ventanas. Entonces, ahogó un gritó y se retiró hacia la otra pared. El fantasma

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