Destino. Amor y Oscuridad
e las ramas y hacer parte de ella. era su hogar, su refugio su lugar secreto, su alimento, el único lugar donde se sentía a salvo. Aunque Edward llevaba mucho tiempo sin saborear su bebida predile
rdiendo esa vitalidad deslumbrante de su raza, se perdía su juventud y con ella sus ganas de vivir. solo deseaba algún día poder acabar con tanto sufrimien
a recordar que había visto muchas veces a Antonia, pero esta vez fue ella quien lo descubrió. Recordaba el instante en que se cruzaron la mirada, como su belle
me haya delatado. ¿dónde estará ahora? ¿volverá nuevamente a mi hogar y tendré que buscar un nuevo refugio? Edward se enojó con ese pensamiento, no le gustó pensar en ello y le generaba insegurida
lo hizo salir de sus pensamientos más profundos y la no poder descansar decidió salir a cazar un poco, pues la comida cada vez era más escasa para él, ya había acabado con las
nas se podía observar que una enfermera canalizaba un anciano para inyectar su medicamento, en la mano de aquel hombre quedó una pequeña gota de sangre, que no pasó desapercibida para los ojos negros y profundos de Edward, su retina se expandió diez veces más de lo normal y podía ver aquella gota más cerca de lo que realmente estaba, su garganta empezó a latir con fuerza, no podía resistirse, ver ese lug
traba su guarida. Era muy oscura, lo que a Edward no le disgustaba en ab
de toda su hermandad. Eran fotografías en blanco y negro muy viejas, algunas borrosas, otras eran pinturas aún más antiguas bordadas en marcos de bronce. Eran hombres familias numerosas, algunas cargaban niños en brazos, y a Edward le gustaba contemplarlas a diario; desorganizarlas y organizarlas según su árbol genealógico mien
ermandad, haber descansado para siempre, al menos ellos ya habían encontrado calma en la eternidad; en cambio aquí él estaba condenado a ser un errante, un muerto viviente sin tiemp
almar su dolor, como si a través de ellas pudiera encontrar el consuelo que no hallaba en ninguna parte, y así permane