CONTRATADA PARA SER ELLA
e ese hospital privado, que tenía un piso al que solo él, un médico y dos en
joven desmayada y, posiblemente, herida, a la cual había levantado de dónde
que sus huesos se rompían con facilidad, así que, desde muy joven, aprendió a revisar si cua
ó a colocar a la joven en el sofá más grande de esa habitación privada, mirando contrariada el r
hija mayor y que estaba embarazada de su segundo hijo, estaba en el hospital, debido a la amenaza de aborto,
es-... Ella salió de la nada, y la golpeé con mi auto. No parece estar fracturada, pero me preocu
varla a otra habitación. Ella debería estar en una posición más
a a la que ocupaba Helena, dejándola en la cama que esa misma enfermera preparó con agilidad justo cuando entró a
a la mujer que, con solo esa fría mirada, sintió que no debería m
desaparecía, a pesar de que la de su corazón ya no estaba ahí, e
esión del padre de sus hijos, y también por lo ocurrid
estoy seguro de que mi semáforo estaba en verde, y aun así ella cruzó la calle. Qu
respiró profundo y tomó la mano de su mujer, para transmitir
mbre, que tal vez lo creía así para conv
fía, que acababa de tomar, a la madre de sus h
lla si no fuera porque esa sudadera era justo la que le había visto a la joven que
quisiera convencer a la joven de algo que
na lo que el otro no se atrev
la mujer de cabello café oscuro, con algunas luces beiges que lo acl
ero, al ver de nuevo esa imagen, comenzó a co
en ese momento, el elevador se escuchó abriéndose en ese pi
ir absolutamente nada de Erika Toledo, la joven atropellada por Cayde
descubriendo que nada parecía ser grave, la inconsciencia debía ser por
terrible dolor de cabeza, y una fuerte punzada en sus piernas, part
onas en esa habitación la supieran despierta; y Cayden caminó hasta la jove
la misma habitación, y Cayden, que no podía negarle absolutamente nada a la mujer que amaba, acep
cia ella como si estuviera sorprendido de verla. Y era así, él estaba demasiado sorp
, y no fue hasta que la aterrada chica apartó la mano de él, que sostenía su rostro, que él
ó Cayden-, es que esto
preguntó la de ojos café
o; pero no podía ser, porque el cabello de la joven, que estaba en la cama junto a al d