Una madre para mis hijos, una esposa para mí.

do?—dijo Rachel— ¡

e mi mejor amigo, solo fuiste una dive

o!—dijo Rachel— ¡M

mo persona civilizadas, nos divertimos much

ijo Rachel—¡Yo

nfundida!—

e había entendido, decidió volver a su casa, ya le explicar

de salir de la casa,

ani

ró de nuevo y le dio en el pecho,un nuevo disparo le dio en el estómago; luego al verl

los disparos, salió y al ver la grotesca escena, lanzó un

nmediato; un duro golpe para este hombre, que no podía creer que

ién a Hafid, después del funeral él, le había dicho a la mujer,

, no deseaba que esta mujer se quedara con sus hijos, así que se le ocurrió la idea y o

e interesaba acostarse con ella, su corazón estaba muerto

e veía atacada tenía una lengua muy afilada, de resto, era tranquila, taciturna y

ían el orfanato, soñando que un día sería inser

l orfanato, no tenía a nadie, por lo menos que ella supie

ó le entregó una

onja— yo acá tengo techo y comida, adem

apenas pudiera, aquella cantidad le había servido para arrendar un cuarto,

olo desayunos, desde las seis de la mañana hasta las cuatro d

la hermana Aurora; ya al poco tiempo había cancelado toda la deuda

í también se acumulaba la deuda de arriendo, necesitaba

quien recurrir, llegó al orfanato para conversar con la hermana y la cons

pleo, la casera se había vuelto hostil con ella,

colocarse como empleada, a media mañana est

y luego, un anciano también se sentó en el ot

blar conversación con él, pero una vez que el anciano ha

riódico, luego se acercó y lo tomó y empezó a hojearlo, solo

r su periódico, empezó a leer con avidez cada c

ara atender dos niños; requisitos: no tene

tas, en una hora seria la entrevista, así que tomó el periódico, s

arga fila de mujeres vestidas con mesura y si

a última de la fila, las e

to de irse en vari

sequió a las candidatas al empleo, Sylvia y aprov

gante escritorio de madera, un hombre muy estirado sentado

señorita Smith— dij

ndos y luego se endere

o,de donde salí hace un año, estoy sin trabajo, sin casa, no p

edio, niña y niño,— dijo el hombre estirado— el pago será de die

omo platos al escuchar

te— la voz de Sylvia

e asinti

tiene un númer

gando que si la llegaban a llamar, no e

seguir buscando en otro lugar, vio la hora, mejor

a miró con el rostro

acá, si llaman

endió, no le quedó más remedio que sonreír con trist

naba diez mil dólares al mes, pensó en algunas opcio

rta, era la casera, al abrir espero pacientem

es una

lió de inmediato y tomó la b

las nueve de la mañana?

nía una nueva entrevista, quizás eran varios los filtros q

agaba diez mil dólares por cuidar niños y estos

para cuidar a dos pequeños que apena

jores tiempos, una suave blusa de muselina que también tuv

evista, espero ver muchas esperando, pe