Un trato con el casanova

n completo fracasado. Todavía era incapaz de asimilar todas y cada una de las estipulaciones del viejo. La carta me quemaba, por lo que me era imposible siquiera leerl

ía trai

cambió. Su hija, el error que él con gusto asumió en su vida, se desgastó por la culpa del miserable hombre que se había convertido en socio y la engañó. Honestamente,

ura él era quien debía proteger a mi madre, a

eché media cucharada de endulzante que compraba desde hacía años para no consumir tanta azúcar refinada antes de darle el s

las que debía cumplir mi falsa esposa para que las cosas surgieran sin inconveniente, el acuerdo de confidencialidad, el tiempo las estipulaciones pert

le una que no me hubiese

*

ra luego hacer las modificaciones pertinentes al documento Word. Parecía divertido, mientras que yo sen

cínico negase—. Tiene que ser alguien con la que jamás me vaya a acostar, con la que solo me li

por ahí como el casanova de Luisiana, ¿

ue el sexo es una

s encuentran con otras personas, el matrim

go se echó hacia atrás soltando una carcajada—. Eso es muy factible, l

lir con todo: debe estar blindado. Decir que te casaste para tener una relación abierta solo va a levantar sos

ue eso no se pone sobre

s y cuidarte… Sé que no vas a controlar tu maldito pene, pero sé coherente —

blemas y recibiría la módica cantidad de un millón de dólares a cambio de sostener un matrimonio por un tiempo no mayor a los dos años para que se asiente el precedente. Eso venía con beneficios adqu

a propiedad, una que sugiero, sigas pagando hasta que ella decida si venderla o no —especificó haciendo las anotaciones—. Bajo cuerda, haremos

nada que pueda hacer que me lo haya indi

me tragaría esas

*

opuesta para el astillero. Aquello no me gustó para nada, no cuando había estipulado con plena claridad que no me molestara

as, algo que me

tá concentrado, pero una joven insiste en que necesita hablar con

ficientemente cuidadoso como para cuidarme de incidentes. Las que llegaban tocando la puerta para decir que ten

miento estándar —

sted, pero que le dijese que sabía lo que necesitaba y que podía ayudarle con eso —acl

a con la que conversaba era con Andrew, en mi departamento, por lo que no sabía cómo diablos había pasado la filtración. Al ab

rampa de la m

olutamente nada. La mujer distaba de las féminas con las que salía, no era alta, no era nada elegante y mucho menos refinada. Era una mujer

momento. Algo hizo clic en mi mente, lo que sin duda me dejó con un mal sabor de boca. Era la barténder del bar al que había

te, no me iba a dejar manipular por esa cosita bonita. Y como si las cosas no pudier

tus problemas, es muy