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Después de la Tormenta

Después de la Tormenta

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Capítulo 1 El Maskerade

Palabras:4865    |    Actualizado en: 06/09/2022

re

nte y pausado, marcando violentamente el tiempo d

vos me hablás, ¿no? –Interrumpe

steniendo el marrón de mis ojos en

ga pero prolijamente formada. Sus anteojos pequeños descansan sobre el final de su nariz, que es chica pero redondeada, y junto con sus cachetes prominentes, le dan ese aspecto

con mi hermana Sara, con mi ex, Ignacio, hasta te hablé de la nueva novia

y la nueva novia de éste último no son el motivo por el que estas acá. En algún momento ten

so muy importante. Miro por la ventana que da al lago del jardín y dejo que mis pensamientos vuelen nuevamente hacia el recuerdo de la sensación del alcohol h

Maskerade. –Dice con

ue se queda inmóvil al escuchar esa simple palabra, contrasta con mi mente, q

ker

sta consternando. “Laplace 2230. 21:10 hs.”, reza en uno de sus lados, mientras del otro se

egura de que es acá? –Dice el tax

doso bosque lleno de árboles, sin ningún tipo de iluminación, y al frente una inmensa construcción de la que solo se puede aprecia

la existencia de pequeñas cámaras de segu

el aparato digital sujeto en el parabrisas. –Muchas gracias. –Dig

o a esta experiencia. Pero algo me impulsa a seguir, sin si quiera dudar.

y la misma se cierra, dejándome en la más completa oscuridad. Justo entonces las luces se encien

con un prolijo pero sexi traje de pantalón y chaquetilla. Debajo del saco no tiene nada, por lo que el escote de

el tapado liviano con que cubría mi cuerpo,

a habitación contigua observo mi imagen en e

del mismo estilo y la misma tela que el culote que se une a un portal

exi, pienso mientras recorr

uyo pero de encaje negro. Éste se adhiere a mi rostro a la perfección, cubriendo la frente

ella comienza a acomodar mi cabello, que llevo recogido en una cola de caballo alta, tal y como la

na puerta igual a aque

–Dice con su voz sensua

tamente unas flechas de luces de neón aparecen, iluminando el pasillo solo lo suficiente para que distinga por d

otando con mayor nitidez y al igual que las anteriores, antes de que precise abrirla, la mi

acá. Hacía tiempo quería ir a una fiesta de este tipo y finalmente se dio la oportunida

s recorro el lugar, guardand

do por qué me enviaron la caja con la vestimenta que debía traer, no era un simple gesto por ser mi primera vez,

es del mismo color, todos con el cabello peinado prolijamente

e algunos son más altos, otros más bajos, otros con más peso, otros con meno

s se mueven con bandejas o botellas de bebidas,

la en forma libre y sensual. A la derecha se encuentra una larga y vistosa barra, mientras en los restantes laterales s

isos con muchas puertas. Los balcones que dan hacia la pista también están decorados con barandas similares a las de la escalera, llevándome mentalmente a la

da lado mío. Los miro y veo que se trata de un hombre con un cuerpo de infarto y una

n una sonrisa, mostrando su dentadura

ás cerca mío que antes. Siento su mano firme en la parte baja de mi espalda, muy cerca del nac

s indicamos al barman lo que queremos tomar y me giro para quedar nuevament

que pasa su mano por mi cintura. Como no me muevo parece atreverse a más

ntada tranquila en una banqueta, mirándonos con una sonrisa libidinosa. Justo enton

e. Veo que un joven se acerca al hombre que hasta hace unos segundos me estaba tocando, i

más joven besa su cuello. Va bajando por sus pectorales y su abdomen y cuando llega a

está mirando la escena, mientras recibe besos en el cuello de otro hombre

se encuentra con la mía

xi. Nunca había visto a otras personas tener sexo y ahora,

s no se tocan sin antes hablar, lo cual me da una tranquilidad extra. No me gustaría se

cómo sus cuerpos parecen tener una sincronización natural. No hay pasos acordados, no ha

n en una discoteca común y corriente. ¿Vendrán en grupos de amigos? ¿Q

las chicas es más rellenita, con pechos exuberantes y un trasero bien cargado, mientras la otra es más delgada,

sta sus brazos y me detengo a mirar sus tatuajes, tiene el pectoral y hombro derecho prácticamente cubiertos de tinta negra, por imágenes mascu

me está mirando fijamente, y ahora su sonri

mentalmente que no debería tener vergüenza, después de todo estamos en un club de sexo, se supone que esto es justamente lo que todos los presentes vinimos

rededores y no

? –Dice una voz varo

iel, varios tonos más claros que los míos y me invaden las ganas de arrancarle la másc

xperimentar, así que miro las habitaciones de arrib

arriba abajo con descaro. -¿Me acompañaría

asombro total y nuevamente me sonríe con pica

tomando mi mano y cami

su asombro al escuchar el número. Toda la habitación tiene adornos de cuero negros y en el centro, e

recostado por el marco de la puerta, con expresión divertida, y me doy

ís alguna otra? –Contesto cruzando mis brazos sobr

oma de la mano nuevamente. Salimos de la

las primeras son simples, del diez al veinte son sado, y así… -Me explica mientras caminamos hacia las habitaciones

l elegante. Las sábanas son de un gris oscuro, acorde a la decoración de tonos negros y grises m

e estoy por tener sexo con un completo extraño, con alguien de quien solo conozco el cuerpo, nada más, ni si quiera el rostro o su nombre. Sacudo la cabeza tratando de despeja

ta mi gesto acariciando uno de mis pechos con la mano derecha y desliz

boca. Nuestras lenguas danzan, entendiéndose a la perfección y luego de unos minutos me alza por la cintura para depositar

terponga entre su lengua y mi piel. Muerde, lame y succiona mientra

me muevo rítmicamente, procurando un orgasmo que no tarda en llegar. Gimo sin di

uave beso en mis labios y yo lo obligo a g

también con una sonrisa traviesa, mientras c

ne en cada uno de los tatuajes que tanto deseaba besar. Sigo camino por sus marca

mientos, y me sorprendo al encontrarlo tan grueso y firme. Humedezco mis labios y comienzo a depositar besos cada vez más mojados en su glande. Siento el sabor de su

más profundo en mi garganta, mientras con la mano acaricio sus testículos. Lo escucho

primero que pienso es en cómo saldré de esta habitación, si era lo único que llevaba puesto. Pero no puedo pensar mucho, porque antes de que pueda reac

o un nuevo orgasmo próximo a invadir mi cuerpo. Acelero los movimientos pero él me

z ya no suena divertida sino autori

ofundos, que lo hacen llegar más lejos dentro de mí. Me toma con ambas manos de la cadera y comienza a moverme a su antojo. No tardamos en aumentar la velocidad del movimiento, como si ambos cuerpos estuvieran busc

Bromeo cuando logramos ralen

e una mano para ayudar a que me incorpore y ambos nos dirigimos hac

No me siento lista. Por lo que decido obviar su invitación.

supone que salgo? –

ríe mientras las mueve invitándome a buscarlas. Sigo su juego y me acerco a él para alcanzarlas pero las lleva más lejos por lo que de

a a regar besos cortos por mi

e. –Dice el tatuado, sin dej

identemente él advierte el pánico en mi rostro, porque simplemente me e

go que para eso te tendr

y vuelvo a depositar

de la habitación, sintiendo que todo

ia una columna, esperando que no me vea al salir.

ia ambos lados del pasillo. Supongo que estará intentando dilucidar para

o que me permita seguir su

parezca por allí. Cada tanto levanta la vista pero no puede verme desde donde estoy. Una hermosa mujer de cabello negro, muy corto, se le acerca y ambos se saludan con simpatía. Los celos me invaden…

l toma su mano y la aleja. Le dice algo al oído y se gira hacia la barra para tomar su vaso. Bebe el cont

ndo se abre encuentro un pasillo igual a aquel por el cual ingresé a la fiesta. Sigo las flechas luminosas y lle

el salón, lleve hacia el mismo lugar que la de la entrada. Entonces entiendo que esa es justamente la finalidad, per

cerca el tapado sin si quiera preguntar mi nombre. L

Dice con una sonrisa, mientras me muestra la palma de su mano vacía. Entiendo que

bilidad, y yo salgo por ella. El frio de la ma

rcano a mi departamento y voy directo en busca de unas copas, dispuesta

or

dos y comienzo a calcular cuánto tiempo estuve perdida en ellos. Vuelvo

te si estas dispuesta a sacarle provecho a nuestros encuentros. Es completamente inútil

la noche del Maskerade. Veinticinco noches pensando en el hombre tatuado, veinticinco días sin haber dej

sos tatuajes en cuánto hombre se cruza en m

sociedad sexual a la que llegué de casualidad. Quizás puedo ir, solo para buscar al hombre que acapara mis fantasías. Me alie

arlo, total la confirmación de presencia y el pago de

, pensando en todas las cosas que vienen a mi mente

s ponía “¿Qué situaciones/cosas/personas me hicieron entender que debía ingresar al Complejo de Salud Mental?” y yo, inocentemente, pensando que sería una mera instancia d

cía y me sentí completamente libre y motivada. Pero cuando lo pienso, hoy por hoy, no puedo evitar sentirme sucia. Me acompleja que un hombre completamente desc

iencia por el alcohol, cuando un hombre se me acerca y comienza a hablarme. Recuerdo no poder enfocar bien mi vista en él, pero el pensa

e penetraba sin generarme la menor satisfacción, en el diminuto baño. No sé si mis recuerdos son correctos, pero en ellos la secuencia du

s que tengo que perdonarme, que fue solo un momento y no se repetirá. Descargo m

ar de esa noche. -Digo a

e se aprovechó de mi estado. –

jamás debería haber abierto. Grito mientras voy por

las lágrimas brotar sin contener nada. Vuelvo al banc

yo… Aunque quizás lo que necesito es volver a descubrir quié

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