El cuaderno de Dylan

n molesto sonido interrumpiera

guidamente revisar el reloj al otro la

mida — me reclamo levantándome de golpe y subiendo

no muy en el borde de su tejado con l

ho se

— grito de

risáceos ojos llenos de lágrimas par

en como platos y un grito de

ón de segundos reacciono. Bajo a trote las escaleras

ro siendo poco específica a la person

n nerviosa que he olvidado por

a en toda la ciudad) — indico y corro hacia la casa

pero la puerta

ra firmemente mi lastimado puño, co

reacciona

a puerta — pid

e agarrándome por el men

anzado del tejado — grito con

s que adornan el frente y la lanza con fuerza contra el cristal, pa

ios rotos y a toda prisa me

irado en el césped

erca de él y en la peor circunstan

l quitarme mi blusa blan

con la tela para que no pierda más sangre. Lágrimas bro

Sus ojos cerrados, como muerto. La s

sus débiles latid

conmigo — murm

de le confirman qué ya la ayuda está de c

furgoneta médica; que llegó muy rápido porque el h

jar de sostenerle la cabeza y deb

blanco, mirándolo y sujetando su cabeza. Miedo es

dolo hasta que entramos al quirófano donde a

del gran hospital; como un zombi, sin rumbo, ni

s y mi pecho semidesnu

mis ojos tristes y tembland

nstante después aparece una señora gritando c

— Repite una y otra v

yo ni siquie

duce a una esquina donde habla con ella con

aquí, aún con el nudo en mi garg

casa para que puedas darte un baño —di

quedo —

en ecos en mis oídos y mi mirada c

an? ¿Por qué

empre. ¿Qué paso Dylan? ¿Qué cambi

onada y sin habla. Su semblante decaído y sus ojos un tanto rojo

much

milenios. Nuestra angus

do entre sollozos, llega el padre

osos, incluso mi mamá ya está conmigo, abrazándome

ado autorizan a sus padres para que pued

gracias a ti — agradece la señora

tantas series de medicina que he visto, gracias a los hé

logran convencerme de ir a casa ya