Si el destino me toma el pelo
arlos finalmente la reconoció y sus ojos se dilatar
y anticuado. De hecho, cuando Carlos estaba eligiendo ropa para Olga hacía un momento, sería más exacto decir que él solo
laba todo el potencial del vestido. Con los labios ligeramente curvados, al hombre le c
tienda lo miraron, como si estuviera esperando que él la
famada, Olga s
ranza de decir algo más, pero en el momento en que levantó la vista para encontrarse con
¿He visto a esa chica antes?'. Y de repente, se dio cuenta de algo. Entonces rápidamente, se acercó a Carlos y dijo en voz baja: "S
xclamó Debbie, dirigiéndose hacia
ebbie tomó a Emmett por el b
o con Carlos!', recordó Debbie. '¡Papá siempre me usó para estrechar la relación co
Carlos sepa quién soy. Lo besé la última vez y ahora, nos volvemos a encont
rse a ella como la Sra. Hilton, p
¡amigo!", Debbie le lanzó un puñetazo juguetón al pecho de Emmett, cambiando rápidamente el tema. "¡No seas tan formal conmigo! ¡Eso es tan raro!". Emmett e
la expresión de Debbie se volvió cautelosa. "Señora Hilton, ¿por qué está haciendo esto?", pregun
ción de Emmett, Debbie
, ¡pero mi esposo ni siquiera me recono
nio, todavía estaría soltera y tampoco tendría que t
me. ¿Para qué? Ya firmé los papeles del divorcio y le pedí a Philip que los entregar
retrocedió unos pasos en shock, comenzando a reflexionar y miró a Debbie: 'Si no me equivoco, la Sra. Hilton es siete añ
o podía entender por qué ella solicitaría el divorcio: '¿Le pasa algo raro? El se
ciarme del Sr. Hilton Además, espero que puedas mantener
palabras. Parecía haber más preguntas en
t caminó hacia Carlos mientras este último ac
mett. Apartando su mirada hacia Debbie, Carlo
dibujaba en todo el rostro de Carl
como una mujerzuela. Con el rostro oscurecido, giró la cabeza hacia su asistente Emmett y le ordenó: "¡Sácala de este centro comercial!
o era lo que Carlos pretendía hacer, ya que no perderí
osa de su jefe, pero esta vez parecía distinta. Al s
"Jeremy, cariño. También quiero esos labiales". El tono de Debbie era considerablemente más alto que su voz normal. Volviendo su mirada hacia Olga, Debbie la señaló, luego miró a Jeremías e hizo un puc
hosa con alguien, y tenía que ser con su amigo, Jeremías. Obvia
aña y le preguntó: "¡Oye jefa!, ¿qué pasa contigo? ¡No me asustes!". Todos los
la haga eso! ¡La han raptado alguien!'. Con la conmoción ant
pras también?". Detrás de toda esa escena, Debbie sentía como si se estuviera golpeando
il que es para mí fingir todo esto? ¡Ah, por D
e se divorciará de mí! ¡Una situación en la que ambos salimos ganando!'. Ahora ese era el gran plan de Debbie y no iba a permitir que fracasara. Jeremías, quien se quejó con resignación, la sacó de sus pensamientos y exclamó: "¡De acuerdo! ¡Está bien! Te compraré lo que quieras, pero por favor deja...", la voz de Jeremías
que él tenía en sus manos. '¡S...sus manos tiemblan!', pensó. "
Un fuerte suspiro escapó de sus labios, mientras se pellizcaba el puente de la n
propósito...'. Sin embargo, tenía algo más apremiante que manejar en ese momento, y era acatar la orden de Carlos
eguntó con severidad: "Emmett, ¿por qué no sigues las órdenes del Sr. Hilton?". 'Claramente,
ente de otras mujeres! ¡Ah, s
es su...", al encontrar con los ojos de su jefe, cuya mirada estaba clarame
guardaespaldas que estaban
que Emmett dio su orden, Debbie levantó la mano, impidiendo que los guardaespalda
mprar nada. Vámonos". Al escucharla, Jeremías inmediatamente retiró la tarjeta de crédito que estaba a punto de entregar a la vendedora. luego recogió los
parecía en la distancia, una expresión de sospecha se hal
encanto. Se aferró a su brazo una vez más y sugirió con una voz agradable, "Sr. Hilton, ¿qué tal si cenamos e
dió Carlos con indi
dentro de su mente, Emmett despejó el cami
e, miró a Jeremías y le preguntó: "Oye, recuerdo que querí
"Para serte honesto, gasté todo mi dinero en juegos para móvi
las manos y sonrió. "Ent