En las Redes del CEO.
ablemente, como no aún no es público el retiro del señor Navarro, no puedo co
l otro mundo, pero yo, que he perdido tanto en est
y ojos oscuros se ve feliz, abrazando a mi mamá, quien tenía ojos castaños y cabello claro, quien era muy esbelta a pesar de haber tenido dos hijos. Contrario a lo que dice la mayoría de la gente, que las niñas se parecen a su padre, en mi familia no fue así, ya que, tanto mi hermano y yo s
de excursión a ver a los delfines, como lo había pedido yo. Fue un viaje asombroso, el último qu
omo mi papá. Yo no los pude acompañar porque tenía examen de admisión para entrar a la universidad y estaba muy estresada. Lo siguiente que pasó lo recuerdo de manera confusa: era ya oscuro cuando alguien llamó a mi puerta, una patrulla de policía con la horrible notic
l mundo. Sin embargo, Él lo tomó peor que yo, porque les había insistido en que fueran a verle, q
a excusa de que era por el luto, pero yo sabía que se estaba hundiendo. Intenté ayudarle. Él era todo lo que me quedaba, no tenía a nadie más. Sin embargo, el día que el banco embargó nuestra casa por la hipot
udarme a sacar los muebles y uno de ellos que trabajaba en la radio, coló un anuncio para atraer al público. Estoy muy agradecida con ellos, que me apoyaron de manera increíble. Recaudé una buena cantidad de dinero, no lo suficiente para el val
algunos días. Mi mente estaba hecha un caos. Mis padres habían muerto, mi hermano se había largado, mi casa
l accidente, no comía, no dormía. Había perdido cuatro kilos en apenas tres semanas. Mi vida era un desas
miedo, la psicóloga era una señora morena de unos cuarenta años, de gesto duro. Parecía ser la persona más pesada de la tierra, pero me di cuenta que era todo lo conta
rentar un pequeño cuarto en una posada, donde solo iba a dormir porque mis día
eguro de que mis padres estarían orgull
mirándolos a ambos, segura de que es solo el inic