En las Redes del CEO.
propiedades de la cadena que ha tenido más ventas este año, pero es algo que no puedo terminar en una hora, y en verdad quiero ir a casa, así que decido dejarlo par
biar. No es quiera ser superior a los demás, para nada, para mí todos son importantes, sin embargo, hay muchas cosas que me limitan en el puesto de asistente y, obviamente
mi silla, tras apagar el monitor de mi ordenador. Tomo el
¿Ya sa
la trabaja como secretaria para uno de los contadores de la empresa, pero
e Raúl está enfermo, tiene resfriado y he
amor. Usa gafas y es la copia de ella: con rasgos asiáticos, ya que son
e se recupere pronto, prometo lleva
tumbre, a esta hora va un poco cargado, recogiendo a la mayoría de los empleados que han terminado su jornada laboral. Cuando finalmente llega a
autobuses y tras cinco minu
ascullo po
ordatorio en mi teléfono lo hace sonar: Recuerda
eda de otra, porque es eso o pasar hambre, y eso sí que no. Espero impaciente otro autobús, la segunda v
mis veinticuatro años creo que he logrado mucho y con el ascenso de mañana, pues estaré un escalón más cerc
udo y eran prácticamente novios eternos. Se conocieron en la universidad y se casaron muy jóvenes, aunque eso no les impidió ser felices. En retrospectiva me pregunto si alg
entro a la tienda, el aire acondicionado me refresca, mitigando el calor del camino. Saco la lista que he hecho en mi teléfono. Necesito las cosas
ho para tomar una botella de vino, ya que por lo visto será mi única celebración. Tomo también un plato de pasta
ina, no es tan sencillo ni tan cerca, pero lo logro con mucho esfuerzo y llego a casa un tanto acalorada. Lo primero que hago es recoger mi pelo
l salir, me pongo una bata de seda corta que era de mi mamá. De todos modos, no voy a salir a ningún lado. Encie
la puerta me sobresalta. Son casi las diez de la noche y no espero a nadie, sin embargo, voy a ver de quién se tr
. La curiosidad puede más y eso, más la media botel
ueta, algo ajeno a mí, pero
utbol algo grande. - Soy el nuevo vecino del apartamento dos cero dos. He venido a pedirte tu contrase
urado, pero yo le s
o, yo a ti te do
contraseña de mi red, dejá
abía que tendría una
ra lo que necesites.
de arriba abajo con sensualidad. Me sonríe con picardí
erdad, pasa b
n aquí,
orizarse y se marcha con elegancia y yo me lo como con los ojos, para luego cerrar la puerta. ¿Qué te ha pasado, Olivia? Me p