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Seduciendo al coreano

Capítulo 4 3

Palabras:2186    |    Actualizado en: 16/07/2022

pero esos cambios solo se habían producido en el aspecto físico. En su mente seguía sintiéndose el mismo joven capaz de cualquier cosa por ayudar y ayudarse a sí mismo, porque la palabr

que un estado mental y

ación de Paola solo les concernía a sus padres, pero estaban haciendo un pésimo trabajo con ella. Llevarla a su graduación vestida como una muñe

la. No pensaba darle el gusto, aquella mujer elegante con aspecto de Sofía Loren en sus mejores tiempos, seguía escondiendo una mala perra en su interior que, si seguía intentando indagar en su

lamarla de esa forma era presumir demasiado, ya que en cuanto sintió el roce y percibió las intenciones, sus partes íntimas sufrieron un sinfín de mutaciones hasta dejarlo en estado larva. Esa bruja era el diablo, lo había perdonado demasiadas veces y seguía sin aprender a no dejar

dor-. Apareciste en mi casa cargado de bolsas diciendo que necesitabas cambia

jos, lo caparía y no estaba dispuesto. Esa castradora inhumana

ró y miró a su lado para asegurarse de que

yo no tenemos nada que hacer mientras sigas portando esa cosa que llevas entre las piernas, llama a tu cirujano y colócate un pacotorro que cumpla mis necesi

i hija, pero Brais es tan celoso de ella que intentar hacerle ver es provocar una guerra. Así que, como valoro mi relación y te t

rte vergüenza atacar de este modo a un hombre inocente, te aprovechas de mis buenos sentimientos para cometer penecidio. Ella está bien

si aprecias la vida

tir que se ahogaba. Se levantó tembloroso, las piernas com

-preguntó, Karla, l

icar otro equipo de futbol con el machote y

hora lo siento un canario, ¿te tienes que enterar de to

e mostraba se difuminó. Había arrugado los labios, y revelaba las

cerrando los ojos-. Elián, te diría que te buscases un novio que t

rizado del hombro y elev

te recuerdo que en otros tiempos no te era tan indiferente, sol

, y se arrepintió al ver el rostro triste de Karla. No había sido la mejor persona esos años, pero ellos no podían entender lo solo que se llegaba a sentir

ro nada que no se arreglara con alguno de sus planes. Después de las discusiones siempre llegaba una bella reconciliación que unía más a los matrimonios y, entre medias, él podía obtener la a

s estaban en sus puestos y el evento estaba por comenzar. Se sentó en la silla de nuevo y todas sus esperanzas d

ción da un discurso en nombre de todas sus compañeras. Me complace p

forma en que Aledis pasaba un pañuelo con cuidado por las pestañas intentando borrar unas lágrimas. Se dijo que todo estaría bien, había hecho un trabajo

en el piso porque su inseparable María la tenía sujeta del brazo. Su sobrina estaba pálida, ni todo el maquillaje que le había puesto borraba el terror que asomaba a sus facciones. La vio mirar al público y quedó expuesta a su escrutinio. Al visualizarla con ah

a en el cuello? -rumió la pelirroja, con las meji

bolas chinas que le regalé para su disfrute como una gargantilla de perlas, yo la veo monísima. Uy, mira que pen

r frustrar los avances de su hija hacia el escenario, pero no lo consiguió. Los acontecimientos se agolp

quizá, había exagerado un poco en la altura del tacón. Pero al ver que lo conseguía por sus propios medios le dedicó una sonrisa orgullosa desde el público esperando infun

agradecer su presencia, expuesto, de pie ante todos los presentes aferrando las manos sobre el pecho para infundirle ánimos. Aplaudió aun cuando

s gafas. Nerviosa intentó apartarlos y caminar al mismo tiempo; de un solo tirón aquellas lupas salieron volando junto a uno de los distinguidos pendientes chinos que tan caros le habían costado. Ella intentó recuperarlos agachándose con premura, con tal rapidez que hasta desde su posición se escu

de salvarla del ridículo, que dicho fuese de paso, ella sola se había impuesto. Mas no pudieron hacer nada, porque en cuanto se vio descubierta intentó alzarse para cubrirse, trastab

ria, fue a la madre superiora sosteniendo las gafas y las elega

ta divirtiéndose, ya que le escayolaron una pierna por tres meses. Además de otros asuntos sin importancia, como que algunos de los presentes no tuvi

do que sus piernas le daban. En algún momento lo compre

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