Terror: Brujos en Chiloé
sa. Estaba sola de nuevo...
a, sabía que nadie me escucharía y no me import
más que mi madre, mi abuela y demases lo hubieran sido, yo todavía no estaba iniciada ni me habían entren
ayudarme. Parecía que caminaba en círculos. A ratos, me daba la impresión de que el sendero se hacía más espeso, más enredado, los árboles se juntaban y casi no me dejaban avanzar. Entonces, me devolvía. Y ocurría lo mismo. Quedaba atrapada entre la maleza. Las ramas hacían doler mis piernas y mis brazos. Quise regresar al lugar de donde habí
tronco. El dolor fue tremendo, más todavía porque tenía mi rostro congelado. La sangre caliente resbaló por mis
ó cerca de mi cara emitiendo un ruido horroroso. Un Chih
es a burlarte de mí?
n el viento que soplaba sibilante. Otros bichos hacían todo tipo de ruido. Miré hacia el cielo buscando una señal. Lo único que podía ver, eran las copas de los árboles que se movían al compás de
y el terror me hacía tembl
s bichos del cuerpo. El chihued se lanzó en picada contra mí. Corrí lo más aprisa que pude. No quería maldecirlo con mi boca, no podía andar por la vida matando a todo lo que se me cruzara. Un aullido frente a mí me paralizó. Un
que me faltaba
eso de pisadas que no eran las mías.
hombro. Era un pequeño pájaro, pero me pareció enorme. Grité. Me movía en círculos, sentía que por mi espa
rando? Un grito... Y el Chihued que n
ue cada fibra de mi ser esta
da noche y estaba derrotada. El horror que se apode
o me recorrió de pies a cabeza. Un espasmo sacudió todo mi
o ―me aseguró la v
cia me calmaba, no era capaz de lidiar co
hilpilla, más d
do, tengo m
te a ello
molesta y asustada c
edes! ¡
é atemorizada a
rdenó con m
a, por
hojas de los árboles meciéndose... No era capaz de lidiar con todo eso. Y Mucho menos con la sensación que todo a mi alred
Chilpilla. Tú puede
―g
on ronca voz y ev
pue
ntra mí, como si quisiera aplastarme. Los tron
na vez ―volvió a d
o p
lo,
No
n, Chilpil
es, con un eco interminable y tenebro
suelo se hundió y se hizo barro, como un pantano, una trampa mortal que dejó mis piernas enterradas hasta la cintura
y pude comprobar como estaba rodeada por un espeso bosque que me estaba tragando v
a! ¡Hazlo de una
ndo en mi dirección, p
chillé con todas mis fu
anzó lejos, el suelo bajo mi cuerpo se en
dó en si
nso silencio que
n de que el mundo
levantar l
an malos, el sil
ir la tibieza de un rayo
mi segunda noche
o protestó con furia. Llevaba dos días sin comer. Supuse que no podía pedir simplemente un curanto o unos chapaleles . Me reí de mí misma imaginando la escena. Miré en torno y a los pies de un pequeño mo
zumbido y se pararon en mis piernas. Manot
o era temporada, lo único que quería era comer. Comí con ansia
e la noche anterior, pero hubiera d
sed y sin frío,
cer no era tan tarde. Parecía como si recién hubiera oscurecido. La luna todavía
rápido al tiempo que echaba aliento s
o, como siempre, en un árbol con la mitad superio
hora
iete y
no, será una larg
penderá
é se r
lo enf
da y me detuve un solo segundo antes de
ite dos vece
i no
miré y luego miré el árbol donde estaba hacía
hacer eso? ―pregun
reyendo que se refería
que no
o me sentía capaz de nada. Muc
blema. Huyes.
o se esfumó.
detuve solo porque el camino estaba cerrado. Corrí en dirección opuesta, pero otra vez me encontré con un muro de árboles. No podría salir de allí. Él no me dejaría. Intenté reptar por un árbol que se atravesó en mi camino y que me tapaba el sendero. A punto estuve
―me pregunt
... ―ref
―se b
incorporé y miré alrededor. Estaba en el mismo lugar. La catarata, el río, las rocas, el cerro..
moviste
o ¿c
dece que pasaste la terce
erdad que correr era la p