Darnpectra: El Arte del Mal.
. La mujer lanzo uno de los maleficios más crueles que se pueden lanzar a un humano, haciendo el cuerpo sin vida encen
na calificación, escribía sus nombres y la nota de cada uno de ellos. Pero
ra muy extraño que ella diera, obtener dicha nota con ella era casi imposible. Pero no se encargaba de evaluar solo sus habilidades de la magia osc
a, parecía que Percival destacaba entre ellos. Era capaz de d
e dirige la palabra -la flor letal cerró el libro en el que anotaba las calificaciones y se levantó del asiento en el que estaba sentada, tenía algunos asuntos que atender, ella no solo era una b
omo una de las más poderosas brujas del reino de Darnpectra. Junto a ellos se encontraba el líder de los nigromantes. Bogusl
caballero de la noche y comandante del
lla marquesa, maestra y comandante del ejército de br
a Nordiha. Aparentemente, los mal nacidos del reino rival habían tomado Borspring y claramente tenían intención de recuperar sus ti
muy bueno en el arte de la espada pero para Darnpectra alguien sin habilidades mágicas era una simple herramienta sin utilidad. Pero Dankworth le había prometido Nordiha como reino de ayudarle a cumplir sus ambiciones. Quizás le dar
o de diversión, estar en el castillo entrenando a brujos imbéciles e inservibles no le generaba ningún tipo de fascinación. Lle
rnas había dejado por el subsuelo la reputación de esta serie de asesinos. Y también la reputación de Darnpectra. El caballero de la noche le daría una paliza monumental a quien fuera se encontrará en B
simple grupo de hombres con espadas pudiera tener la fuerza suficiente para enfrentarse a la magia negra de Darnpectra. Quizás se dedicaban demasiado a jugar con el enemigo. Pero el comandante Boguslav le enseñaría a Nord
e que no le defraudaré -El rey Fausto Dankworth así lo sabía, después de todo
ejaba destacar a sus mejores sombras nocturnas, pero eso estaba apunto de cambiar con los próximos juegos de las sombras. En los cuales estaría el mismísimo rey Fausto Dankw
ismo este evento -Así debía ser si el deseaba, quizás su excelencia no había estado tan interesado en las sombras n
primero en salir por aquella puerta, luego le siguió la sombra de élite
rcó al mandamás y se
spring -la mujer se recostó del pecho del rey y este con sus dedo
chas palabras en su oído, pero ella en vez de estar a la defensiva, parecía sentirse extasiada p
a permitiría que nadie pusiera un solo dedo en su más valiosa posesión, y ella no permitirá