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La bailarina de la mafia

Capítulo 5 Necesidad de algo más

Palabras:2393    |    Actualizado en: 10/06/2022

Darío se separó de sus labios al percatarse de que estaban acompañad

rse con rapidez provocando la confusión de Mariposa. Su gesto cambió, de

upone que h

fuese real. No lograba entender su comportamiento, tampoco la inesperada aparición. Era un local dedicado a ese tipo de encuentros, pero

e por el grito, intent

este trabajo. Está atendiendo a un cliente y yo no tengo queja alguna. Lo

ado. Mariposa agarró sus manos y las apartó de su cintura con fuerza, una vez libre del agarre se l

.. no pretendía, no

omo un torbellino furioso y la sostuvo del brazo. Comenzó a tir

cían bailes, estaba siendo regañada por hacer bien su trabajo. Que fuese ciega no quitaba que ya era una adulta, no tenían derecho a manejar su vida.

se lo digas a mi madre -el tono de su voz era temb

puerta, sin poder apartar los ojos de la bailarina mientras se alejaba. El hechizo en el que se había visto envuelto se difuminó en el momento que perdieron el contacto. El peso de su

de ella más que un calentón

rmosa, pero en ese momento habría dese

có a esa mujer? -gruñó

el trabajo. Bastante tengo con soportar que cada cliente q

ya no hay nada aquí que pueda desear. -Vio como la rabia se apoderaba de la mujer y la forma en que alzó el brazo para golpearlo, esquivó la b

contra de su voluntad, pero aquella lo disfrutaba o le era necesario. No se iba a detener a preguntar, sus motivos para estar en un lugar como aquel le eran indiferente. La

*

n suavidad los tacones de los pies y suspiró ante el alivio. En silenc

ude? -su voz parecí

hagas sentir más inútil de lo

eso, niña

la persona, con un corazón bueno y todos los que me tratan

ro es justo así -como siempre le habló

apaz de darse cuenta cuando no era del agrado de alguien. Cuando apenas era una niña de ocho años, los incesantes ruidos nocturnos no la dejaban descansar. La música del club, noche tras noche, la hacían imaginar qué estaría ocurriendo fuera. En una de esas ocasiones se leva

con una amargura que no comprendía. Mientras maldecía una y otra vez cuando sus esfuerzos eran premiados con una habilidad innata. Para lo único que sirvió el intento por superarse, fue para lograr más tiempo alejada de

Susana le había hablado, donde quizá consiguiera contacto de otras personas. Su único entretenimiento era bailar y escuchar las historias que Susana inventaba

o, y quieras hacerme creer algo que no soy. Quizá no diga nada, pero me doy cuenta de las

es. Me gustaría contarte tantas cosas par

quiero ser igual al resto apareces como hoy y me haces sentir que en realidad no soy igual. ¿Sabes qué haces con las ilusiones que intentas crearme? ¡

rpo. Los pasos de la mujer se escucharon en la habitación hasta dete

o interés en que nadie se te acerque. Estabas sentada en su regazo y por

tropecé, me ayudó a levantarme y me pidió que bail

pero no quiso hacerlo. Se sintió atraída hacia otra persona, la hizo sentir que era más que alguien que vivía solo para bailar, aunque comprendía que había sido una ilusión nada más. En el momento en que Dar

te alejarás. Habrá muchos hombres aquí que quieran más de ti de lo que debes ofrecerles, niña. No soy tu

a, pero me niegas t

star a solas con él. Su cuerpo había tenido reacciones con esa cercanía que nunca las había sentido ni en sus mejores sueños. Aún podía sentir el tacto de aquellos labios s

se molestó en saber su nombre. Podía ser que todo fuese una ilusión creada por su mente, que Susana tuviese razón y si volvía

de acuerdo con que estés metida en un mundo tan oscuro y pervers

dad cada día, ¿aca

abras. -De nuevo regreso a toc

expulsar el aire con un suspiro de resignación, y su mano

e tu edad, cometí errores y me enamoré. Ese amor me dio lo mejor y también lo peor de mi vida. Te juro que, aunque sea lo último que haga, te sacaré de aquí;

a sola. Susana parecía referirse a su propia madre como si fuera un ser desalmado. Sabía que ambas no se llevaban bie

s a su alrededor, pero por lo que conocía, la vida estaba repleta de verdades a medias. Estaba cansada de escucharla rogar que se mantuviese en el camino que le indicaba, que no se desvia

mi madre capaz de matarme si busco algo diferente?». No le hacía falta respuesta a su propia pregunta, porque sin necesidad de ver, sus otros sentidos le gritaban el desprecio que recorría a Roxana en su presencia. Algo

de Susana, pero aquel mantra ya no servía en ella. Apenas unos minutos en los brazos de un desconocido la hicieron replantearse el camino a seguir. No podía seguir engañándose a sí misma. La vida co

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1 Capítulo 1 Prefacio2 Capítulo 2 Comienza el Show3 Capítulo 3 Últimas horas4 Capítulo 4 Que arda el cielo5 Capítulo 5 Necesidad de algo más6 Capítulo 6 Amenazas reales7 Capítulo 7 Un escarmiento8 Capítulo 8 Malas decisiones9 Capítulo 9 A un paso de ella10 Capítulo 10 Cumpliendo obligaciones11 Capítulo 11 De nuevo junto a ti12 Capítulo 12 Sin control13 Capítulo 13 ¿En quién me estoy conviertiendo 14 Capítulo 14 ¿Qué me está ocurriendo 15 Capítulo 15 Lo necesito16 Capítulo 16 No es amor17 Capítulo 17 Si todo fuese distinto18 Capítulo 18 ¿Quién es Roxana 19 Capítulo 19 Cazado20 Capítulo 20 Oscar21 Capítulo 21 Visitas22 Capítulo 22 Necesito tu ayuda23 Capítulo 23 Falsa amabilidad24 Capítulo 24 Recuerdos25 Capítulo 25 Una visita26 Capítulo 26 La deseaba27 Capítulo 27 Quiero pasar un tiempo a solas 28 Capítulo 28 Un error29 Capítulo 29 ¿Qué hice 30 Capítulo 30 Miradas indiscretas31 Capítulo 31 Prueba de lealtad32 Capítulo 32 Aliados33 Capítulo 33 Mi hermana34 Capítulo 34 Planes35 Capítulo 35 Medias verdades36 Capítulo 36 Más perverso que el infierno37 Capítulo 37 Acorralado38 Capítulo 38 Una lección inolvidable 39 Capítulo 39 Se había marchado para siempre40 Capítulo 40 El regalo41 Capítulo 41 Sin esperanzas42 Capítulo 42 Entre la espada y la pared43 Capítulo 43 Venganza44 Capítulo 44 Llegó el día45 Capítulo 45 Entre las llamas46 Capítulo 46 Camino hacia la libertad47 Capítulo 47 Luz en la oscuridad48 Capítulo 48 Reencuentros49 Capítulo 49 Me niego a volver a perderla50 Capítulo 50 El diario de Susana51 Capítulo 51 Epílogo