La bailarina de la mafia
ezado con algún mueble. Había vivido bajo aquel techo desde su nacimiento. Roxana, su madre, tenía una persona encargada de ella la mayor parte del día. Susan
a de los dedos el contorno de la cara, mientras se enredaba en el cabello imaginando la longitud. Por los abrazos que se dieron conocía su silueta como si lograra vis
. Era ciega desde su nacimiento y no podía extrañar lo que siempre le había sido negad
pectáculos donde las mujeres hermosas brillan como estrellas cada noche. Ella siem
Las mismas que repetía antes de salir a bailar. Siempre fue una niña curiosa; por algún motivo
rentable, tu manutención todos estos años tiene un costo». Horas después, al caer la noche, su cuidadora la ayudó a vestirse con una ropa a la que no estaba acostumbrada. La
omo si lo estuviese vi
mi cara? -intentó que no
al público quiero que te veas como las más hermosa; como lo que ere
eces sentía que la mujer que acompaña
nombre, ¿por qué mi m
de ellas, porque su deseo fue que volaras lejos y tuvieses l
su habitación? Una habitación que siempre se mantenía cerrada para no dañarse dándose golpes con cada mueble. Ma
comencé a bailar parece cuidarme más. Me trae ropa y joyas para adornarme en las noches, q
dos. Dirigió el rostro hacia el sonido de los pasos como si lograra ver; no hacía falta
legar? -La sintió sentarse junto a ella y l
o algunas cosas con Roxana -e
madre? -preguntó aun
algunas diferencias, ya sa
sta. -La escuchó reír, tocó los labios
eres muy inteligente. -El sonido de un suspiro f
consecuencias, ¿por qué lo haces tú? -La habitación se embriagó con el
por la de las personas que amas, o tan solo por no dañar. Quiero pensar q
negó con
undirme, ¿son malas o
menzó a reír, siempre intentaba bromear con ella-. Ahora v
y a la vez confundida por el to
rgen continúe bailando en las salas privadas. ¿Comprendes lo que eso significa? Tranquila, nadie
ender que quería tranquilizarla, a
ientos-. Estoy emocionada, me encanta bailar y saber que hay personas que me ven, aunqu
conoces -de nuevo la voz de Susana se
querría salir a un mundo donde piensan que no valgo nada? Mi madre lo repite una y otra vez, este es mi
vez que estuvo lista se despidió de su acompañante con un beso en la mejilla y salió con cuidado. A verla marchar nadie podría intuir que e
se detuvo junto a la cortina y la voz de
en cinco minutos, mueve ese culito, preciosa. -El
años atrás escuchó a una mujer decir que, su madre, les tenía prohibido socializar con ella. Fue la primera vez que se enfrentó a Roxana, le gustaba sentirse protegida, pero deseaba tener amigas. Como por arte de un hechiz
nte a ella y provocó una brisa en el rostro; esbo
que no había dejado de recordarle que al día siguiente se
despedida por todo lo alto. -Bajó del auto y obse
soltero en uno de los negocios de mi m
e se veía envuelta explotaban en su rostro, no se viera afectado. Ambos tenían una relación de amor odio algo especial. Le agradecía todos los lujos en los que
olapso nervioso. Su madre no aceptaba un «no» como respuesta y para colmo sabía convencerlo. Que lo amenazara con dejarlo en la indigencia fue muy eficaz, tanto como para provocar que se arr
ajo otros legales que no daban muchos beneficios. Por eso se abstenía de co
pción de trata de blancas, pero tampoco hizo nada por salir de dudas. Era su última noche de felicidad antes de firmar el contrato que lo llevaría preso con una mujer. Se iba a d
mpre prudente y no haberse rozado por allí más que en un par de ocas
su derecha y ardía en deseos por verlo. Sin embargo, un detalle llamó su atención; frente a él se divisaba un cartel con una preciosa chica de tez blanca. Poseía un cabello tan oscuro que parecía engullir las partículas de luz y le caía en ondas azabaches hasta la cintura. Unos intensos ojos azules tan claros que parecían irreales, se difuminaban tras el
Dicen que nunca la tocó un hombre, pero lo dudo mucho.
n una sonrisa-. No me importaría
nía podía percatarse de que su amigo deseaba perderse entre los
te, el espectác
y, sobre él, el argumento de todas sus fantasías contorsionando el cuerpo con una pasmosa habilidad. La miró, y no pudo hacer más que olvidar todo a su alrededor. Aquella muj