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La bailarina de la mafia

Capítulo 2 Comienza el Show

Palabras:2218    |    Actualizado en: 10/06/2022

ezado con algún mueble. Había vivido bajo aquel techo desde su nacimiento. Roxana, su madre, tenía una persona encargada de ella la mayor parte del día. Susan

a de los dedos el contorno de la cara, mientras se enredaba en el cabello imaginando la longitud. Por los abrazos que se dieron conocía su silueta como si lograra vis

. Era ciega desde su nacimiento y no podía extrañar lo que siempre le había sido negad

pectáculos donde las mujeres hermosas brillan como estrellas cada noche. Ella siem

Las mismas que repetía antes de salir a bailar. Siempre fue una niña curiosa; por algún motivo

rentable, tu manutención todos estos años tiene un costo». Horas después, al caer la noche, su cuidadora la ayudó a vestirse con una ropa a la que no estaba acostumbrada. La

omo si lo estuviese vi

mi cara? —intentó que no

al público quiero que te veas como las más hermosa; como lo que ere

eces sentía que la mujer que acompaña

ombre, ¿por qué mi m

de ellas, porque su deseo fue que volaras lejos y tuvieses l

su habitación? Una habitación que siempre se mantenía cerrada para no dañarse dándose golpes con cada mueble. Ma

comencé a bailar parece cuidarme más. Me trae ropa y joyas para adornarme en las noches, q

dos. Dirigió el rostro hacia el sonido de los pasos como si lograra ver; no hacía falta

legar? —La sintió sentarse junto a ella y l

o algunas cosas con Roxana —e

madre? —preguntó aun

algunas diferencias, ya sa

sta. —La escuchó reír, tocó los labios

eres muy inteligente. —El sonido de un suspiro f

consecuencias, ¿por qué lo haces tú? —La habitación se embriagó con el

por la de las personas que amas, o tan solo por no dañar. Quiero pensar q

negó con

undirme, ¿son malas o

enzó a reír, siempre intentaba bromear con ella—. Ahora v

y a la vez confundida por el to

rgen continúe bailando en las salas privadas. ¿Comprendes lo que eso significa? Tranquila, nadie

ender que quería tranquilizarla, a

ientos—. Estoy emocionada, me encanta bailar y saber que hay personas que me ven, aunqu

conoces —de nuevo la voz de Susana se

querría salir a un mundo donde piensan que no valgo nada? Mi madre lo repite una y otra vez, este es mi

vez que estuvo lista se despidió de su acompañante con un beso en la mejilla y salió con cuidado. A verla marchar nadie podría intuir que e

se detuvo junto a la cortina y la voz de

en cinco minutos, mueve ese culito, preciosa. —El

años atrás escuchó a una mujer decir que, su madre, les tenía prohibido socializar con ella. Fue la primera vez que se enfrentó a Roxana, le gustaba sentirse protegida, pero deseaba tener amigas. Como por arte de un hechiz

nte a ella y provocó una brisa en el rostro; esbo

que no había dejado de recordarle que al día siguiente se

despedida por todo lo alto. —Bajó del auto y obse

soltero en uno de los negocios de mi m

ue se veía envuelta explotaban en su rostro, no se viera afectado. Ambos tenían una relación de amor odio algo especial. Le agradecía todos los lujos en los qu

olapso nervioso. Su madre no aceptaba un «no» como respuesta y para colmo sabía convencerlo. Que lo amenazara con dejarlo en la indigencia fue muy eficaz, tanto como para provocar que se arr

ajo otros legales que no daban muchos beneficios. Por eso se abstenía de co

pción de trata de blancas, pero tampoco hizo nada por salir de dudas. Era su última noche de felicidad antes de firmar el contrato que lo llevaría preso con una mujer. Se iba a d

mpre prudente y no haberse rozado por allí más que en un par de ocas

su derecha y ardía en deseos por verlo. Sin embargo, un detalle llamó su atención; frente a él se divisaba un cartel con una preciosa chica de tez blanca. Poseía un cabello tan oscuro que parecía engullir las partículas de luz y le caía en ondas azabaches hasta la cintura. Unos intensos ojos azules tan claros que parecían irreales, se difuminaban tras el

Dicen que nunca la tocó un hombre, pero lo dudo mucho.

una sonrisa—. No me importaría

nía podía percatarse de que su amigo deseaba perderse entre los

te, el espectác

y, sobre él, el argumento de todas sus fantasías contorsionando el cuerpo con una pasmosa habilidad. La miró, y no pudo hacer más que olvidar todo a su alrededor. Aquella muj

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1 Capítulo 1 Prefacio2 Capítulo 2 Comienza el Show3 Capítulo 3 Últimas horas4 Capítulo 4 Que arda el cielo5 Capítulo 5 Necesidad de algo más6 Capítulo 6 Amenazas reales7 Capítulo 7 Un escarmiento8 Capítulo 8 Malas decisiones9 Capítulo 9 A un paso de ella10 Capítulo 10 Cumpliendo obligaciones11 Capítulo 11 De nuevo junto a ti12 Capítulo 12 Sin control13 Capítulo 13 ¿En quién me estoy conviertiendo 14 Capítulo 14 ¿Qué me está ocurriendo 15 Capítulo 15 Lo necesito16 Capítulo 16 No es amor17 Capítulo 17 Si todo fuese distinto18 Capítulo 18 ¿Quién es Roxana 19 Capítulo 19 Cazado20 Capítulo 20 Oscar21 Capítulo 21 Visitas22 Capítulo 22 Necesito tu ayuda23 Capítulo 23 Falsa amabilidad24 Capítulo 24 Recuerdos25 Capítulo 25 Una visita26 Capítulo 26 La deseaba27 Capítulo 27 Quiero pasar un tiempo a solas 28 Capítulo 28 Un error29 Capítulo 29 ¿Qué hice 30 Capítulo 30 Miradas indiscretas31 Capítulo 31 Prueba de lealtad32 Capítulo 32 Aliados33 Capítulo 33 Mi hermana34 Capítulo 34 Planes35 Capítulo 35 Medias verdades36 Capítulo 36 Más perverso que el infierno37 Capítulo 37 Acorralado38 Capítulo 38 Una lección inolvidable 39 Capítulo 39 Se había marchado para siempre40 Capítulo 40 El regalo41 Capítulo 41 Sin esperanzas42 Capítulo 42 Entre la espada y la pared43 Capítulo 43 Venganza44 Capítulo 44 Llegó el día45 Capítulo 45 Entre las llamas46 Capítulo 46 Camino hacia la libertad47 Capítulo 47 Luz en la oscuridad48 Capítulo 48 Reencuentros49 Capítulo 49 Me niego a volver a perderla50 Capítulo 50 El diario de Susana51 Capítulo 51 Epílogo