Las Lunas de Abril IV: Luna Eterna
da provenía de otros seres, sí, de Mala'ikan y Catalina. Ellos nos
curgo, quien sostenía a
ue es esta niña? ―le
lastimarla ―le ad
ás? No puede
ne nada que
la otra por lo que estamos aquí, de otro modo, te
ren? ―inte
los guardianes de dos estrellas, la h
? ―preguntó
tú sabes muy bien de lo que hab
lo, aunque por mi parte, claro está, sabía que mi hija era des
les ha ocultado, hijo, somos descendientes
terminar, ¿en realidad podía asegurar que eran supe
mofó Mala'ikan―. ¿No cree
io ante su ev
s respecto a Luna o a Júpiter,
Tierra para huir de tu padre y de tus ancestros, querías experimentar cosas nue
verdad había estado viviendo entre dioses, semidiose
ón al ser tan escéptico, ¿sabes cuál es el problema? Que hoy ya es tarde para asumir y aceptar
uede
e mucho tiempo para averiguarlo pues Catalina, enojada y ya fastidiada por la conversación, la
que todos quedamos estáticos, pas
―le gritó
se de historia? Por favor, ya sometimos al pueblo, los dorios se harán c
esto? ―le preg
lo preg
familia, tu prob
que no me dejan estar contigo; con tu madre y hermano, que jamás permitirán alg
rédulo―. ¿Y tú, Mala'ikan? ¿Me vas a decir que estás enamorado de mi mujer? Porque ese es
enderías ―rep
o que no, no
vo a escasos centímetros de mi car
, sin embargo, ¿tú qué hiciste? Continuaste con ella y tuvieron una hija. No me digas que no sabía
iera es t
fue y siemp
te ama
ara los jóvenes ilusos, yo habl
ella si también es hija de tu amada
seré el último cuando deje de brill
o ocur
estallará y afectará al universo completo, a todo lo conocido y a todo por conocer; así
s con la eternidad?
kan so
se en contra
r? Lo dudo, al contrario, podrían serv
os atan y podría ser contraproducente, se
tes, dudo mucho que se rebelen, mucho
rir ni cómo puede reaccionar un e
emidioses, sus poderes se engrandecerían. No, Mala'ikan, hablo de maldecirlos,
rán nuestros
simples humanos ―p
rán y vivirán como humanos por el resto de la eternidad, sometidos a un cuerpo carnal que perecerá y que tendrán que d
r? ―interrogó Cata
l lado de los dioses; en cambio, si los dejo vivir, tendremos
los m
iudad y la conquistaron, ahora es cuestión de tiempo, y de que nos
ó como era su costumbre, Cat
naba el terror que sentía en ese momento. Ese hombre tenía razón, los dorios no tardarían en entrar y, por ser
hacer? ―preg
testé con tota
e tu padre, al f
é que sea as
rse, es lo más sensato que po
nuevo? ―esp
no me interesa que vivan sus normales vi
mos hecho? Eres u
a de lo que es capaz esta
inó a mi madre y a mi
una a
su existencia será para servirme, obedecerme, cumplir cadademente, maldita
mi propia madre; abandonad
te metas ―amen
zo, asesinó a mi pequeña. Me lancé sobre ella,
su padre, lo cual la mató de forma instantánea. Licurgo emitió un alarido de dolor y corrió donde
ste, des
ué? ¿Te vas a veng
ita s
ieras hecho caso, esto no estaría pasando, pero no, preferiste continuar con
írate, eres una desquiciada sin
fuegos nos tomó del cuello y nos pegó contra la pared. Dijo una sarta de palabras en un idioma desconocido para mí. No recuerdo mucho más, lo que sí r
í el tiempo se