icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Bajo La Luna de Madrid

Capítulo 2 Herederos

Palabras:2128    |    Actualizado en: 15/05/2022

ra de Los Reyes. Joseph IV de La Casa Imperial de Los Inmortales, tenía una fortaleza física descomunal. Su mirada oscura podía hipnotizar y hacer caer de rodillas ante la seducción y el poder d

Amó cada minúscula parte de su fisonomía, su porte altivo y el contraste de su

n el reinado más poderoso de la tierra. Dentro, se podían ver las anchas puertas que custodiaban el Trono Blanco. Solo los herederos de la inmortalidad podían ocuparlo. La escalera de mármol que serpenteaba el salón ofrecía la vista aérea más espléndida del lugar. El Trono Blanco se abría en las

sometimiento de los reinos dominados. Todos hablaban de la belleza física de sus primeros hijos, y la fuerza que los caracterizaba.

compasivo y los amó con una sobreprotección incomprensible. A pesar de la decepción de no concebir al heredero deseado. Sabía que sus hijos eran mortales igual q

s muy próximas al palacio principal. Les otorgó grandes sumas de oro y piedras preciosas de incalculable valor, una buena parte de la fortuna adquirida por los primer

o una esperanza latía de forma perenne, intentando que el tiempo no la apagara jamás. Tenía la cert

nmortalidad del padre resultaba un enigma, y a la vez un deseo que ocultaba oscuros presagios. Uno a uno, fueron comprendiendo que las pruebas de nac

Rey. Conoció muchas doncellas de cuna nobiliaria, pero solo una le atrapó todos los sentidos. Bastó verla para saber que era una criatura muy especial

ya había dado príncipes mortales al palacio, se respiraba la esperanza de que la joven fuera la indicada para engendrar al Heredero Inmortal. Pero los retoños del imperio comenzaron a

de siempre entre los bosques y las aldeas más inhóspitas. Y aprendió a amar a los hijos de su es

y tres lunas. Hubo banquetes que duraron desde el alba hasta el ocaso, y la espera

enios, cuando nació su padre. Las leyendas comenzaron a cobrar vida. Los aldeanos y la servidumbre del palacio comenzaro

a. La nodriza extendió las manos y desnudó el seno para darle alimento, pero ella movió la cabeza inconforme. Miró con una honda ternura a su hijo y le dio de lactar. La servidumbre l

a madre. Pero cuando nace un príncipe, y tiene sangre inmortal, el reino columpia semillas de esperanza. Todo el universo sublima

con humildad. Nunca podré olvidarla. Parece qu

La preparó para la boda, para la estancia en aquel palacio, y la acompañó en su nueva vida como madre de herederos de una din

slam provocó una eclosión de pétalos con el color de las noches sin lunas, como si rugieran océanos tempestuosos sobre las tranquilas aguas del lago que rodeab

to anhelaban todos, la esperaban en el nombre de Aslam Ambery III, y la noticia fue extendiéndose en todos los resquicios de la tierra. Cuando lle

rlado con ribetes de oro puro, lucía una camisa con cuello alto abotonado con diamantes. Las vestiduras le hacían parecer un noble destinado a grandes empresas. La capa de color blanc

nto. Le habían preparado para la llegada a las puertas del Trono

e conducir cuando se situó ante el Salón Real. Joseph IV esperaba impávido la revelación

mirada se le bañó de orgullo. Un desasosiego

ntadas de los príncipes salía a la luz. La verdad les revelaba que no habría descendencia especial sobre ellos, eran simples mortales,

miró absorto la agilidad de sus pasos. Su padre, quien le esperaba, había pasado por su lado sin mirarle mientras desenfundaba sus armas, y la capa ondeaba con distinción. No tuvo tiemp

a. El Duque cargó sobre sus hombros al príncipe apenas distinguió la magnitud del peligro, y en un segundo sus hombres armados se encontraron ante un contronazo inesperado. Los príncipes gemelos hicieron un cerco sobre

muertes, pero los soldados pelearon con crueldad por el oro prometido. El espanto le llegó como un relámpago cuando escuchó los gritos de las doncell

gemelos sabían cómo exterminar a Los Inmortales. La educación de la realeza contemplaba estudiar las leyes heredadas

rtaban la línea de su vida. Las puertas del trono se cerraron con un crujido en

ño presencio una pelea sin igual, sus hermanos contra el soldado real, y el cuerpo del hombre se llenó de heridas y de f

nuedo por protegerlos, mientras El Duque y los fieles que aún quedaban en

Obtenga su bonus en la App

Abrir