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Juego de poder

Capítulo 3 ¿Sapo o príncipe

Palabras:1674    |    Actualizado en: 18/03/2022

men

lo vi. Era como

menos. Yo era una mujer fuerte y moderna que no necesitaba de un hombre para vivir, menos de uno tan guapo com

tás

o incrustado en un poste, ¡maldita sea! En ese momento recordé todo. Volví

lo un topón ―asegur

quiso reírse de mí, mi auto tenía toda la nariz metida

e topón ―admití frente a él―

iones de andar, ¿quieres q

e llamar a

pediré que lo saquen de allí y

aci

r que lo vea mi mecánic

oviendo su boca, que no me importó saber lo que decía; solo cuando vi su cara de espanto, me di cuenta de que me estaba cayendo hacia atrás. Él logró sujetarme y yo me

uermas ―

―respondí―. Me

poder quedar

labios sus labios. ¿Qué se cre

si te duermes, me voy a

eé como idiota, el príncipe

í que ni se te ocur

túp

endiéndome...

ué no t

e te duermas para aprovech

dio

vertido en sapo me tomó en sus brazos y me subió al asie

e me l

y lindo ―conte

Qu

e vamos, que en todo caso no te servirá de

ás secue

ip

r con palabras no podía hacer mucho más y le lancé una sarta de improperios hasta que me c

o vas a reclamarme que soy un infel

o fuerza

no es gracia s

dad me v

é cr

las piernas como gelatina y mi cabeza como un globo a punto de reventar; los oídos me zumbaban y no pod

jo como si me rogara―.

Qu

entregues

ustedes son

abusaba de mujeres indefensas si seguro las tenía a tod

ojos. Él me apartó

ira, ll

cia afuera, a pesar de que las letras bailaban des

r, su amigo llevó una silla de ruedas y me sentaron

Resiste un poco más, ya est

enfermera se hizo cargo de la silla; el sapo, o príncipe, ya ni sabía

ndo, ¿ok? Quédate tranquila

sponder avergonzada,

él

algunas las entendía, otras, no; luego me llevaron para hacerme u

pieza con una

tes? ―me pregu

de es

tal Sur, el doctor ya v

por qué estás aquí? Se supone que nadi

ctos y mis métod

ro do

ella Durmient

uieres ser Fel

n es F

yo―. El príncipe de la Be

uaje no me atrae en lo más mínimo. Además,

te costó nada ―le

o y a mí me

ccionaras, era

hace la gente normal, o hablarme o, no sé, hay otros m

e hablé, te rogué...

quisiste

quiera fue un beso-b

beza, un mareo me h

ruscos, mira que tus neuronas están dan

muy

ivel neuronal, salieron volando las pobr

me fui contra el poste, el problema es que mi chala se enredó y quedó apretando el acelerador y

ucho lo

no te pasó en

viesan caba

do salir un caballo blanco, no hay ni uno cerca

i no, habría chocado d

cionar y le echaste la culp

tacionar, lo reconozc

me sentí incómod

mires así que m

una radian

erviosa? ―pr

nerviosa porque siento que me

ió su rostro en

era, además, si ese caballo estuvo allí, las consecuen

obre c

ta podrías haber d

é ater

animales no es juego,

abes mi

ué tus datos de tu bolso que, p

no me hayas

sí, porque quise sacar tu billetera y salió to

lana ―reclamé―, er

de tenía pulseras de

gó la f

e gusta

as, se te

ón de pelo y miró mis aros

yo ―dije antes de qu

los hombres gustaban de chicas sofisticadas con joyer

ifícil a tu pololo

o sé por qué tendría

olates, flores y joyas. ¡Solo dejas los choc

es que ven

s de visita que t

e preocupas, tú no eres mi po

abe ―lo dijo como una sentencia y luego so

ara que me despe

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