El Corazón de una Princesa
s an
verla – ¿Cuántas veces debo decirte que debes dedicarte a tus clases y no a
más aprender un poco sobre armas, ya sabes, para defensa
dias y, además, estas cosas son solo para ho
lgún momento debía aprender a utilizar armas y conocer todo el armamento para una guer
costura, de la pintura, del maquillaje y el buen vestir – dijo con un tono severo – Sabes que nunca serás la Reina de C
ella – Lo sé mamá, sé que debo poner más atención a mi cuidado personal, pero soy un
te entonces? – pre
es, también deseo conocer al amor de mi vida, casarme y formar una bella familia para vivir felices hasta que la muer
incesa debemos brillar para que todo mundo vea a mi padre como un poderoso Rey, aunque no nos guste, cosa que no entiendo del todo, pero quizás quiera decirme con eso de que si nosotras buscamos la m
ue a nadie le importa lo que haga papá con su familia si
an más sus siervas, si es cierto que las damas de compañía ayudan a su señora, pero mamá prácticamente las trata como a to
a mirada de resignación. Ella también suspi
o comenzar a caminar y seg
.
es verdaderamente importante – habló mi madre con una
rabajar en la tela – Te recuerdo que yo no soy cualquier princesa, soy heredera de un trono, seré una rei
ahora mismo no te sir
– pregunté ya c
seguro – dijo mientras ella
inútil para mi formación – murmuré trata
él es el Rey
ura Reina de
lo tanto, debes tener paciencia y seguir con tu adecuada y real formación como
o, además, la persona que me ame en verdad no le importará sí
anto y le hago una seña a Lili para que me siga. En
madre, quien sigue bordando tranquil
n lo que les sucede a los sucios ladrones en mi reino – se sentó en el sillón donde yo estaba sentada hace unos momentos atrás. Su rostro y su voz eran tan duros y fríos que te causaba escalofríos, algo de lo que
ogando delante de los demás, traté de que se viera como una sugerencia – Podrías castigarlos de alguna forma en vez de quitarl
no necesito decir que mi madre es igual. Pero a diferencia de ellos, yo si deseaba cambiar eso a la hora de reinar. Quería imponer mi presenc
do el duro y cruel régimen del mandato de
ba de sus reyes y de su mandato. Lo que sí escuchaba era del temor que sentían sobre cómo sería mi reinado, sus comentarios eran de súplica, súplica para que
– replicó papá mientras tomaba su taza de té sin prisa – Además, eso sería ridículo, prácticamente sería una violación a m
para mantener al régimen a los delincuentes, sin embargo, sabemos que ellos robaron por hambre – terminé esperando convencerlo – La pobreza y la fa
i pude saborear mi victoria, pero todo se fu
hija – dijo mien
ue rieras – co
gañó mamá – No uses ese to
a que no era una broma! – e
mejor para gobernar al pueblo, por lo tanto, esa decisión es totalmente mía y ya fueron
familia real, se darán cuenta que nos importa el pueblo, te respetarán más – está bien, esa últ
te debo recordar que además de ser tu padre también soy tu R
suya – No, no es necesario – vo
os odiaba que se pusiera en plan de "YO SOY EL REY, SOY EL QUE MANDO AQU
reverencia a ambos. No debía hacerlo, pero era una forma de demostrarle a mi padre que realmente es
la princesa heredera de este reino, y, por lo tanto, debes asistir a t
dos y personal del palacio. Suspiro por milésima vez en este día, cansada, harta y dolida por el actuar de mis p
n mi mente solo podía repetir una y otra vez las, por ahora, inexistente
arme y llevar el mismo ritmo de m
vor, puede accidentarse – escuch
tomar un relajante baño para luego tratar de dormir una
en tienen que ser unos descarados cobardes e insensibles? ¡No quiero eso
a cayó y se quebró en pedacitos, mi respiración era irregular, estaba furiosa con mi madre, furiosa con mi padre, furiosa por su manera de gobernar esta tierra, furiosa conmigo misma por no haber podido hacer algo por aquellos hombres que robaron unos panes y fr
tal de que pague sus impuestos. Esos dichosos impuestos son los que en su mayoría van al tesoro del rey, esos impuestos son los que me alimentan y me permiten todos estos lujos todos los días. Intenté de muchas maneras tratar de convencer
ono que por derecho de nacimiento me pertenece, todavía quedan años de sufrimiento para el pueblo a manos de
eblo y no puedo creer que todo eso no les afecte o les ablande el cora
cer, algo se me debe ocurrir. Tengo que ayudar
me muevo por nada – ¿Se encuentra bien? ¿Dese
dicho Lili que me llam
no solo es mi dama de compañía, también es mi mejor amiga, la única amiga que tengo en
lama a alguna de las chicas para que me haga el favor de limpiar este
regreso y por favor Shay,
i hacer otro escándalo más – le sonreí levemente, el
nfianza me ayudarían y serían felices de apoyarme porque estaría ayudando al pueblo mortificado por mi padre. Claro tendría que ser a esp
.
zo, esperando que desees conocerla y te guste tanto como a mí me encantó escribirla, no te que
GUE
historias o apoyarme en otras
cam
stor
ame: Celestia H
a: Celesti
: Celestia
: princess