Terrores Nocturnos
En busca d
ormalidad, se aseguró de usar ropas que cubrieran todo su cuerpo, ocultando así los diversos moretones que en el tenia, por suerte su rostro no estaba muy lastimado, unas simples gafas obscuras bastarían para ocultar el moretón de su ojo izquierdo. Aviándose asegurado que no se notaran las
que me llames tan temprano. – Res
s a estas horas, pero necesito
abes que siempre pued
que vengan lo más pronto que puedan y se lleven
ez lleguemos me explicaras que te sucede, te
de la noche anterior Daniela ya no estaba segura cerca de él y no lo estaría hasta que averiguara que l
res habían crecido juntos. Siendo los padrinos de la niña no se le ocurrían mejores personas para cuidarla y si
a en la entrada, mientras se acercaban en el auto Andy pudo confirmo sus s
nifer! – Grito Danie
rinita? – Andy se bajó del a
está aquí y creo que t
es? – Grito Da
nifer mientras salía del auto c
i Du
tus cosas. – Jennifer le da unos caramelos a Daniela y la lleva de
paso. – Andy se pone muy serio y le quita las gaf
onde Stephen agarrando las gafas y poniéndoselas de nuevo. – Ya sabes que me está costando co
que te creo ¿Pero porque tan repentina
me está costando concentrarme, no quiero q
ontando todo. – Le respondió Andy mientras se rest
ifer trayendo a Daniela junto co
hicas. Luego subieron al auto mientras Stephen los observaba. Cuando estos est
anse y ten
resuelvas tus problemas... nosotros estaremos aquí siempre que nos necesites. – Le dio un abrazo y se volvió a subir al auto. Andy lo puso e
a, para mostrar en su lugar la mueca de desesperación y miedo que le acompañaba desde la noche anterior. Comenzó a caminar ha
ido? – Eso no le importo mucho, si el maldito perro d
n aquella respuesta que por miedo no se atrevía a buscar. Escribió "Tres triángulos entrelazados" en el buscador. No tardó mucho en aparecer
el mismo resultado "Dicho símbolo guarda relación con la diosa de la muerte Hela". Estuvo navegando entre diferentes páginas durante horas pero ninguna mencionaba nada parecido a lo que le estaba sucedi
ella de wiski que había dejado en la antes cómoda. Se metió en la bañera intentando proce
en auto de aquí, es una puta locur
buscarle una explicación a lo sucedido que ya ni siquiera le preocupaba como termino así en primer lugar. Al poco tiempo de sa
el móvil de S
– Le respondió algo desconce
ejo al escucharlo. – Entonces en algún momento después lo de anoche fui a ese bar.
consigo recordar nada, le importaría decirme todo lo qu
o de que este bien, ayer s
elea? ¿C
ed empezó a burlarse de ellos de la nada. Les empezó a llamar parási
ue andan peleándose por gusto, pero dicha pelea explicaría porque estaba tan lastimando, a
culo. Pero de repente se detuvo, abrió sus manos y les dijo "Ya me divertí lo suficiente, que tal si me devuelven el favor malditos hijos de puta". Los chicos empezaron a golpearlo, pero usted solo se quedó quieto en el lugar, riendo e incitándoles a golpear con más fuerza "¡Más fuerte! ¡Con más ganas! ¡Rómpanme los malditos huesos!" les gritaba todo el rato hasta que logre disuadir a
de su auto, está estacionado frente al bar tal y como lo dejo; le im
ue lo llevara al lugar, durante el viaje intentaba recordar aunque sea lo más mínimo pero era en vano, como si
usted
treabrió la puerta y saco la mano c
favor no me lastime. – Le
¿Por qué querría lastimarl
a sus cosas me arrancaría las tripa
por favor discúlpeme por todos los problemas que le c
ra por favor márchese y
l miedo que le había infundido a ese pobre hombre. Mientras conducía a
lejón en el cual despertó, eso le recordó el símbolo en su mano, que había pasado de ser una marca enrojecida a convertirse en una profunda cicatriz en s
ía frente a él. Decidido a acabar de una vez con toda esta locura miro l
Dijo mientras apretaba con fuerza el v
o el auto preparándose para salir de él, pero al moment
iciste a Se
demonio
es que haberle hecho algo! ¡tú siempre lo odiaste! De seguro lo secuestraste
tiempo para sus estupideces. – Le respondió q
Stephen! sé que fuiste tú, y v
árguese de mi propiedad antes
para el viaje llevándola al pasillo de la entrada. Una vez allí se dirigió al sótano, bajando por las rechinantes escaleras hasta llegar al fondo del húmedo y obscuro lugar, prendió la luz al final de la escalera, se acercó a la
io, busco en su interior hasta encontrar una pequeña caja rectangular que ocultaba en lo más alto de este. Coloco la caja sobre la mesa de trabajo, agarro la llave que celosamente ocultaba
tenga de ese modo. – Pensó mientras tomaba el ar
dirigió a la escalera. Antes de subir puso su mano sobre el interruptor, miro po
herine gritándole al teléfono intentando colarle una denuncia como fuera posible. Dio un fuerte golpe al cer
Daniela papi p
el jamás hubiera podido imaginar. A medida que el viejo Challenger 71 se alejaba cada vez más, aquellas