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Terrores Nocturnos

Capítulo 2 Cita con el loquero.

Palabras:2381    |    Actualizado en: 01/02/2022

: Cita con

ayer. − Dijo el psicólogo con frialdad, como

falta de preocupación. − ¡Vengo aquí para que me ayude, no para que me trate

ijo el psicólogo con su típico tono de voz agudo que siempre le resulto gracioso a Stephen desde el momento que lo escucho por primera vez, aunque estos momentos no son p

l cuarto que desde hacía más de un mes visitaba estaba cargado de diplomas y libreros repletos de libros de psicología y alguna que otra novela de misterio, en especial las de Agatha Christie. El doctor siempre alardeaba de su colección de novelas de Hercule Poirot,

ido en su más reciente y tenebroso sueño.− Dijo toma

− Le conto Stephen al doctor mientras juntaba sus manos frente a él y las apretaba con fuerza, al mismo tiempo que bajaba

ocultándome detrás de un árbol en un bosque, observando una cabaña;

r, podía notar como se dibujaba una sonrisa en mi rostro, lo estaba disfrutando, solo de pensarlo me da asco. – Stephen encogió su cuerpo cada vez más, apre

itorio mientras que el otro recogía los platos y se los llevaba a la

… una sensación de placer recorrió mi cuerpo, ese era el momento, la oportunidad que estaba esperando. Con una gran son

me miro confundida y me respondió

o sofocando por completo su voz, agarre el cuchillo militar que llevaba en la cintura y le raje la garganta. – Stephen se llevó una de sus manos

¡enfermo y cruel! Todo eso mientras soltaba unas pequeñas carcajadas. Me da asco solo de pensar en el placer que sentí al hacerlo; la sensación de la sangre recorriendo mi mano, tan caliente, tan viscosa y el olor ¡O

Dijo Albert mientras se acicalab

mientras escuchaba a la otra persona desde el dormitorio decir suavemente. –

sí que te tengo una sorpresita; pero la mía no te va a gustar en lo absoluto. – Entonces saque el cuchillo de su funda y limpie la

, repleto de alegría, como un maldito niño en navidad. Al entrar vi como sa

do de preparar. – Dijo la otra persona tranquila

o con mi antebrazo mientras lo escuchaba asfixiarse, y rápido como un rayo ag

frenéticamente una y otra vez sin parar mientras reía como un ma

r recorrió mi cuerpo, como una especie de ola de energía que viajaba desde mi cabeza hasta mis pies descalzos, embarrados por el charco de sangre que

o los ojos y anotando en su cuaderno. –

tremenda ola de poder que recorría mis músculos cuando estos lo hacían. Era como si mi cuerpo no fuera humano, como si una bestia salvaje habitara en el tomando por completo el control, mientras yo solo quedaba reducido al papel de un simple espectador. Continué corriendo hasta encontrarme frente a un gran lobo negro. – La bestia era enorme más grande que un caballo, tal vez de dos metros o inclus

me Enslin como le hace sentir ese ¨Lobo¨. – Le dijo haciendo u

ecorriendo todo su cuerpo le respondió. – ¡Miedo!... Una

o Albert mientras agarraba de nuevo el cuaderno

jo. De repente fue como si me arrancaran el alma del cuerpo, y mientras sentía como me alejaba de este, se volteó hacia mí. Una vez más mi propio rostro me m

es fui como succionado mientras el reía diciéndome adiós con sus manos. Fue entonces cuando desperté, sudado y agitado,

re mi teoría. – Dijo altaneramente

je que no es eso! – Respondió St

l sentido. – Le Dijo el doctor juntando

mo como una especie de castigo auto infligido! – Respondi

lguien que pudiera ser la madre que ella necesita. Usted aun carga con el peso de la pérdida de su mujer Roxanne un dolor que no puede olvidar, aunque sabe que lo mejor para usted y para su hija es que continúe con su vida de una vez, una parte de usted se niega a dejar ir el pasado. Por eso en sus

Le respondió Stephen bastante enojado. Desde la muerte de Roxanne, la sola mención de su nombre se había vu

ho tiempo ya. Debe hacerle frente a la verdad una vez que acepte la realidad todo se ira. Roxanne era una maravillosa persona pero hace ya cuatro años que falleció y no va a regresar, pero usted si

con la que se trataban Albert era un viejo conocido, aunque no los podrían llamar amigos, pues el buen doctor solía ser presa de burlas y abusos en el colegio; especialmente por parte del equip

que olvido mencionar en la consulta. – Para que decírselo, me dará la misma respuesta de siempre: Sonambulismo; por eso despierta con los pies enfangados. – Dijo en voz baja imitan

nte ocultaba envolviéndolo con vendas. – ¿Qué demonios es y de dónde viene? – Mientras se acercaba a su auto medito sobre

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