Llamas gemelas (Libro 1)
contraba en la finca que los Edevane tenían en el antiguo asentamiento de la fa
ijos de Malcom Edevane y Alessandra Edevane pernoctaran con tranquilidad cuando iban de
ue solo estaban él y su hermana menor en el lugar, además d
No se encontraba de ánimos para tener que
este lugar, por eso había pasado tanto tiempo de
e movió por los jardines delanteros con falsa calma. Contempló el césped bien reco
quirió un estilo moderno, aunque sus dueños seguían amando l
ron en el momento en el que un recuerdo llegó a su mente
ioseando sobre cada especie de planta, tomando su mano y sonriéndole con una pasión y un cariño que n
. -se regañó en
habían sido una completa tortur
no era ni la sombra de lo que fue en el pasado. A veces respiraba, su corazón latía, y la sangre c
n de los Flabiano, un Veneto, como se llamaron en sus inicios, de los pocos clanes vampíricos que
cumplir con su deber como primogénito, fue una amenaza q
ó a recorrerlo como el impacto de un rayo, y trató de acallarla, pero su cuello, ese donde las ma
nifestaba en él desde hacía un tiempo, como consecuencia de un «algo» que
de los pies hasta el cerebro. Una punzada invadió su pecho, apre
plaba campo, y propiedades bastante a la lejanía; sin embargo, sus instintos le
lado y lado, como paredes. La villa principal de la familia estaba más atrás, hacia el noreste, y las propiedades se extendí
do, guiado solo por el instinto y la necesidad. Los árboles se volvieron una llanura,
frente. A la mitad dejó de correr, y comenzó a caminar con los puños cerrados. Sus ojos recorrie
n un simple saludo y siguió derecho; el camino asfaltado era bordeado por porciones de g
los invitados de clase alta, y poseía dos casas: una grande,
as rectas y limpias, acordes a la arquitectura moderna, ventanas pequeñas, y paredes de color piedra; la puerta
e forma perfecta, contemplaron ese cuerpo correr
espiración le falló, y sintió unas nauseas terr
el muchacho tan
acterístico, apenas grave y con un antiguo acento austríaco, ese que hacía tanto no escuchaba, pero que perman
que le puso apenas tenerlo en brazos
propio de sus cuerpos muertos-para los cánones humanos-, comenzó a volverse tibio p
aise, cuyos ojos brillaban, como
en el pecho ajeno
a resguardo, y los tiempos duros de la última guerra; el tono era diferente a la primera
so. Precioso e
había visto en nadie más en décadas, separó sus cabellos, le despejó la fren
tranquilo, aunque sus ojos decían otra cosa, t
le rozaba las cejas, no muy pobladas, y la nuca, y la apariencia de un muchacho de vein
mentos, y entendía que ambos estaban siendo
ande -musitó
l estar en el lugar en el que se enc
tiempo para entrenar, Luke -contestó el otro, cuy
s anchas y estaba descalzo. La última vez que lo vio tenía el cabello muy larg
uyo tacto se extendió como un fiero cosquilleo, y tom
os artificiales en la fiesta de año nuevo; pero en Luke, desde su pec
restó a
ios ajenos lo llenó, haciéndolo olvidar, por un instan
os acariciaban los del otro. afirmó las manos en su mentón, y después las bajó hasta sus hombros. Una parte
ntemplaron con gran preocupación. Se mojó los
s... -susurró quedo, y co
z, bastante visible, subió
iendo una mie
palabra salir de tu boca. -Luke se sonrió, y lo atrajo más hacia
iendo el mundo... se me han p
, y lo apretó contra su pecho. En contraste,
reguntó el pelinegro d
separó,
añía allá, me he mantenido alejado en medio de mis investigaciones, pero
, presa de escucharlo pronunciar «querido Bl
s salvación
en la guerra. Los Bernadotte, los mismos Flabiano que cr
e encontrarse con alguien