Llamas gemelas (Libro 1)
ue alumbró fue
arón, un patriarca. El orgullo, la gallard
G. Venecia, Territor
n vacío pasillo en tanto, detrás de él, un varón más bajo lo
staba; sin embargo, cuando tuvo que doblar a la derecha, lo hizo sin titubear. Apretó los puños y los relajó, en pos
-se anunció con t
scuchó con firme
su acompañante se detuvo dos
abitación y espera
sin protestar; dio media vuelta y emprendió caminata,
os eran, se dejó ver, sentado detrás de un escritorio macizo de madera oscura. Tenía la apariencia de alguien de cuarenta años y una
ia pronunciada apenas poner pie en la habi
in corbata. Cerró la puerta tras de sí y dio dos pa
egresar -soltó con pesadez
su hijo, solo para alzar la mano y abofetearlo con u
. En cambio, lo miró con una serenida
pondencia anunciando mi traslado a la Ciudad Neutral. No veo motivos para interrumpir mi viaje d
o parte de la nuca y por debajo de las orejas, y una barba mucho más
de nuestra familia en los últimos ciento setenta y dos años, Luke. ¿No pensabas dignarte a a
el cejo, y su ex
. ¿Acaso Marco no sabe cumplir su deber como tu chivo expiatorio? -cue
de buenos golpes ahí mismo, porque se los merecía, y porque podía dárselos; no obstante, antes
n de quién
-autoriz
, gozaba de facciones aniñadas: nariz fina, ojos pequeños, labios prominentes y muy rosados, y un lacio y b
a dama hizo una reverencia pr
ó su postura. Su voz era suave y fina, propia de su edad aparente, con mati
veinte, veinte y pocos como mucho, p
a verla, extrañado por su presencia en
e que aprendió a balbucear. Sus ojos, del color de la miel
orita, que corrió la vista a su padre, en busca de aceptación y, al obten
hilló con
y comenzó a acariciar sus finos cabellos. Ella era Den
-murmuró él, ella alzó el
o mucho que sufrimos todos en los años de la guerra, porque no sabíamos nada de ti? -r
razones -se disculpó él.
feliz. -Lo miró desde la cabeza hasta los pies, y el brillo de la
plaron con ternura
corresponder, pero no
al cuarto. El mayor regresó hacia su escritorio, y se detuvo al frente, para recargarse
deber como mis hijos, y como parte de la rama principal de nuestro clan -declaró
A partir de ahora, ustedes dos quedan compr
y no pudo decir nada, solo volteó hasta su hermano, que miraba a
-espetó Luke. Su voz
años, Luke, es hora de que cumplas con
re,
inter
ke -sentenció y dio un paso al
dera, se volvió aplastante. Denisse dio dos pasos al c
a sensación espesa y cálida se extendió. Luke l
quién crees que estás tratando, padre? -interr
rón. Se acercó más, llevó una mano al cuello ajeno y lo apretó, enterrando las uñas en la p
e que los veía con preocupación, pero sin poder meterse. Eran su p
menzó a brotar del cuello de Luke, cuyo mirar
a transformarse en frío. De repente, la temperatura del cuarto descendió varias decenas de grados, al
propio poder se vio disminuida y, al cabo de unos pocos segundos, s
s lo qu
nte -decretó Luke alto y con firmeza. Se dio media vuelt
ke! ¡Eres un Veneto! ¡Eres un Patriz
ignoró: abrió la puert
erecha y firme, su postura
; esta vez, el hombre que ahora regresaba a su escritorio y se dejaba caer en su silla, lanzando impro
aber nada con certeza, lo intuía
a vista en su padre, y
se haga tu voluntad, por
eriva, acabaremos de nuevo en el camino imp