Estos ojos no son míos
ormir hasta la hora de almuerzo, momento en que las manos de mi
s, antes de girarme y taparme
sparar en mi cerebro el recuerdo de la noche anterior, ese pequeño momento en el que hubiera preferido haberme levantado segundos antes par
igual, con pequeñas rajaduras igual que una piel reseca, con los ojos totalmente negros, ya saben, sin esa parte b
anto que no escuchaba a mi madre decir mi nombre esperando una respues
no quería bajar al comedor, sé que fue una alucinación, pero fue tan real, s
rar la respuesta a alguna pregunta? Pues, así me encontraba yo en ese momento, solo que no
cuando voy a dar un examen. Vi la espalda ancha de mi padre, allí, sentado en la mesa, al lado mi madre que me miraba caminar, solo faltaba yo, pero no quería sentarme, o, mejor dicho, no quería ver
sólo una alucinación. Camine hacia la mesa con la mirada baja, tome los cubie
ombre mi padre, y se me er
pondí sin mira
do que sentía desapareció rápidamente, no tenía nada extraño, era el de s
el descanso médico que me dieron, pero en ese momento me olvidé