El prisionero del cielo
ía de escuela y el momento más natural de mi vida. Ese día entendí que nada en esta vi
cta. No pude evitar mirar cada curva de tu cuerpo y cada línea que se dibujaba en tu rostro; ca
ire el borde de tus pechos y tu cintura, y me perdí en el color de piel. Tratando de imaginarme tu cuerpo si
interrumpió la voz de
perdida me notaste, por
a, te ofrecí mi suéter y me lleve la n
te preocupes - respondiste amabl
he, te llevaste mi atención y si
e con ella, pero no sin antes despedirme de ti. Sin vergüenza alguna y sin moral, me acerque a ti y te bese en el centro de tu mejilla, te bese suavemente pero pegando bien mis labios a
que debe ser algún error del correo, o que solamente
con el encargo que le pedí. - advirtió el director - Haga lo que
de ti, ni siquiera estás cuatro pare
contará. Así que hoy te la vuelvo a relatar. Fue una noche corta y todo paso muy rápido, pero par
siempre y p
os M