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KADER

Capítulo 5 Cap.3

Palabras:1852    |    Actualizado en: 30/08/2021

por todo el carruaje andante y su sonrisa se ensanchó, al ver q

estido, pero su rostro no reflejó en ningún m

?», se preguntó Kader mientras unas risillas se

pero ya que le pidió a su hermano que lo acompañara por asuntos de trabajo,

s vehículos con soldados, y muchos más caball

a a dejar de ir con su espo

n lo que tenía que hacer en el pueblo, debía enfrentarla cuando llegara

rostro tomó un ceño que no pudo evitar. Esa sensación estaba allí de nuevo, todos sus pen

meterse dentro de su alma eran las culpables d

tó extrañada, a lo que K

dist

ra vez que estaban por tanto tiempo solos, y que no había guerra entre sus palabras y sus miradas. Por un

rla lo más q

ó a insistir, pero su

parecer viejo, ¿

fundida, ¿Por qué querría

ara quitar la tensión evidente que había entre ellos. Por nada del mundo quería ser un punto de discordia entre

la cara roja—. No sé por qué esa insistencia de humillar a Nadia, ¡

rey se posó

ozco a mi hermano, sé que es presumido y de cierta

tro del palacio, hemos pasado por mucho —la reina se acerc

encontrará una esposa, y ten

tecieron; ya sabía qué debía hacer de ahora en adelante. Y si esa fi

día de una familia que ya tenía suficiente. Y mucho menos para l

durar, de crec

sta vez lo miró fijo, detallando cada parte de un r

er sus ojos la mirarían de otra forma, y se sentiría más cómoda

esto. Además, que era muy extraño que Nadia estuviera tan calmada ahora,

había pasado? ¿Acaso es

… para que me

llevó su mirada a la carret

reocupe,

la de ella, hasta que vio que su boca se abrió de nuevo. Y sí, aquí venía, ella tenía algo por

zo una pausa y volvió a tomar su vestido, haciéndole saber a Kade

nque no tenía ni idea de que carajos iba a decir, él seguía embe

rrió su cuerpo entero de solo pensarlo, y tuvo q

—se hizo el ton

llas se pusieron algo rojas. Este era el momento más especial para él, donde su rostro y sus pecas contrastaban

a boca del hombre se torció en una mueca, pero aun así prosiguió—. No solo usted se incomoda. Sé

os que fueron establecidos en la corona. Y aunque sé que esto es un problema para muchos, a mí sí me gusta seguir las reglas, Nadia. Quizás ese sea el

conveniente no era que uno mismo se diera una oportunidad

ar afuera—. No debe preocuparse…

a mismo podía contemplar que algo comenzó a pesarle en sus hombros y aunque quería preguntarle miles de cos

y aunque el príncipe estaba en su frente mirándola fijamente en algunos momentos, prefi

asaría con su esposo por amor. Así que solo podía mirar al cielo y rezar para q

re que no amaba y ahora era muy fe

grave y se giró rápidamente mientras u

yo hizo una reverencia al prínci

arruaje y luego se giró haci

da mirando su mano por un segundo, y luego y con

viosas, hasta lograr que sus mejillas se calentaran. No entendía por qué de un momento a otro se puso tan nerviosa, pero tuv

mano, pero esta se apretó más. No le quedó más opción que

ader le hizo un guiño, y luego comenzó a cam

z que se sintió tan pequeña que quiso estallar hacia todas partes para encajar en algo, y esta era la

que era una tontería pensar en ese sentimiento y decidió permanecer sumisa a su conducta, para que la intensidad de

a repudio por ella, y que su estadía en el palacio y la posic

na reverencia—. La reina la espera dentro

alejados del lugar de ventas y comercio. Imaginó que este era el sitió de algunos hombres de reno

divisando, definitivament

razo de gancho, y ella lo aceptó para proceder en entrar al lugar, mientras m

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