icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

El juego de amor más cruel de mi guardián

Capítulo 5 

Palabras:1552    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:57

ista de Al

iente y rápido. Había visto algo. O sospechaba. Mi mente corría, tratando de conjurar una mentira plausible, pero mis pensamiento

enas un susurro, tratando de mantener mi expresi

a almohada, luego de vuelta a mi rostro, una demanda silenciosa de la verdad. Siempre había sido capaz de leerme, de v

esores con los que podría trabajar. -La verdad a media

a un defecto oculto. El aire se volvió espeso con una tensión no dicha. Me

y peligrosa, finalmen

mente no colegas académicos. Concéntrate en tus estu

a e inequívoca, entregada con toda la au

azado mi amor, orquestado mi humillación y ahora quería dictar mis amistades? La audacia de ello ard

í, una sonrisa tensa y

ra tan plana como la suya. No tenía sentido

sta sumisa. Se dio la vuelta par

se té. Y descansa un

itas, un extraño eco de preo

tacto. Su dulzura empalagosa, aún tibia, parecía burlarse de mí. No podía obligarme a beberlo. La idea de qu

dolor sordo detrás de los ojos, una persistente sensación de agotamiento. Me vestí rápida

os no tendría que soportar su empalagosa domesticidad en el desayuno. Me ocupé, reuniendo

alla. Cris, radiante y riendo, en una playa bañada por el sol. Ricardo a su lado, su brazo alrededor de su cintura, una sonrisa genuina y alegre en su rostro. El pie de foto decía: "¡Escapa

el farsa, ellos estaban en un retiro romántico. Su ternura, esa rara y suave expresión que había vislumbrado en su rostro, estaba a la

terializó. Ahora, se llevaba espontáneamente a Cris, colmándola con las mismas experiencias con las que un

imágenes, una vez capaces de destrozar mi corazón, ahora apenas se registraban. No queda

sados por un renovado sentido de propósito. La P

to del Tec acaba de confirmar tu a

lvavidas, una promesa de un futuro no

sonrisa genuina finalmente toca

taba hacer un corte limpio, dejar la Ciudad de México sin nada que me detuviera. Me dije a mí misma que era por una mejor educación, un nuevo

ucándome contra el frío repentino. Recordé un aguacero similar años atrás, cuando tenía dieciséis. Me había atrapado una tormenta repentina, mal preparada, y Ricardo había corr

via empapó mi ropa, helándome hasta los huesos. Mi cabeza daba vueltas, un dolor sordo intensificánd

Intenté sostenerme, pero mis piernas cedieron por completo. Me derrumbé sobre el pavimento m

s luces fluorescentes zumbaban, duras e inflexibles. Una enfermera, u

en la lluvia. Deshidratación severa, agotamiento

omántica, completamente ajenos. Estaba sola, de

ar a tu familia. ¿A

Incluso después de todo, el hábito estaba profundamente arraigado. Sabía que estaba ocupado, siempre ocupado, pero seguramente querría saber. Siempre respondía mis

n momento de silencio, luego una voz robótica: "El número que usted marcó no est

nzada de dolor. ¿Me había bloqueado? ¿O estaba realmente tan absorto en Cris que apagó su teléfono? El pe

esó, su expresión

alguien? Necesitamos un con

risa amarga y sin humor

a-. Es abogado. Muy importante. Y -agregué, las palabras a

n, un duro recordato

te que manejar. El recuerdo de su preocupación pasada, la forma en que había corrido a mi lado cuando era más joven, se sentía como un sueño lejano. Estaba sola, verdaderam

Obtenga su bonus en la App

Abrir