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Su Traición, Mi Feroz Revancha

Capítulo 6 

Palabras:1305    |    Actualizado en: Hoy, a las 19:02

vista d

ando en el silencioso salón de baile, todo perfectamente coreografiado para pintarme como un monstruo. Los jadeos horrorizados

has hecho?! ¡

a no me afectaba. Mi corazón se había

-. No he hecho más que exponer la verdad, una verdad que te niegas a ver. ¿Y ahora me acusas de secuestro bas

elén dejó escapar un jadeo dramático y se desplom

nte por una preocupación frenética. La levantó en brazos, acunánd

e Belén en sus brazos, sus ojos sin desviarse ni una sola vez h

ue tan rápido. Sus ojos, llenos

da fue una sacudida bienvenida, un dolor físico que eclipsó momentáneamente el emocional-. ¿Crees que

rajes negros me agarraron de los brazos, su agarre como hierro. Ernestina señaló ha

una lección sobre faltarle

su fuerza er

z cargada de desafío-. ¡Todavía soy su

nte se rió, un lad

a. Tu 'celebrada' carrera está en ruinas, y tu esp

or incalculable, hasta que llegamos a un cenador apartado y tenuemente iluminado en los extensos jar

i mente aguda, se sentían inútiles contra la fuerza bruta. Uno de los hombres se acercó, una sonrisa sin

ia -murmuró, su voz esca

ío y agudo, a

están h

u rostro iluminado por la tenue luz

torio de humildad. -Hizo un gesto al hombre-. Empieza por el

debajo de la uña. Grité, un sonido crudo y primitivo arrancado de las profundidades de mi ser. Mi cuerpo se convulsionó, un in

Ernestina en la entrada, observando, saboreando mi sufrimiento. Mi visión nadaba, las tallas ornamentadas del cenador se retorcían en r

jugando al héroe devoto con su becaria manipuladora. La tr

tando con un dolor insoportable. Mi cuerpo estaba resbaladizo por el sudor, temblando incontrolablemente. Mi respiración llegaba

desprovista de toda emoción-. Y ase

a un pequeño cuarto de servicio, me desnudaron, me rociaron con agua fría y me vistieron c

enta, sus ojos llenos de desprecio, mientras me cepillaba bruscamente

voz ronca, mis dedos palpitando con un dolor

ada paso era una nueva agonía. Mi espíritu, sin embargo, permanecía int

lia

ó, y Bruno estaba allí, sus ojos brillando con una ira posesiva. Parecía desaliñado

su voz un gruñido bajo-. T

su auto de lujo, ignor

milia de Belén sigue desaparecida.

a desaparecida? Esta era una nueva capa en su intrincada red de mentiras. Y

de la ciudad se desdibujaron en franjas de color. Él hablaba, frenéticamente, sobre Belén, sobre su

llamada frenético, luego la voz de páni

eridos! ¡Están diciendo... están diciendo que ella lo hiz

lanzándome hacia adelante. Se volvió hacia mí, s

ar tan lejos?! -Me agarró por los hombros, sac

n lienzo crudo de dolor, mi alma un páramo. Pero en ese páramo, una semilla de odio puro e inalterado comenzó a brotar. Realmente se había convertido en mi ene

nte. Mi silencio era mi única

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