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Su Traición, Mi Feroz Revancha

Capítulo 2 

Palabras:1138    |    Actualizado en: Hoy, a las 19:02

vista d

persiguió. Ni siquiera levantó la vista. La alerta de noticias en mi teléfono, que ya se extendía

istente, su voz frenética, preguntando por la retractación. Le dije que la emitiera, que la hiciera sona

puesta como un Fraude!". Mis seguidores en línea, que antes eran mi mayor fortaleza, se convirtieron en una turba

e cero. Mi cofundador, un hombre en quien confiaba implícitamen

á pasando? Esto n

iaba. No podía contarle sobre el chantaje de Bruno, sobre

a, su decepción

ndo una reunión de emergencia. Q

me había destruido, sino que también se había asegurado de que no me

dmitiendo haber fabricado una fuente en una investigación pasada. Internet, ya en llamas, estalló en u

e un linchamiento digital. El imperio que construí se estaba derrumbando, y me vi obligada

he. Su voz era tran

tás bien? Vi

sonido crudo y gutural-. ¡Tú crea

lano-. Belén merecía protección. Y tú, Eliana

ca retorcida, me re

errás decir el costo de tu

un sonido

pasará. Solo mantén un

se acabó, Bruno. Mi carrera, mi rep

labras, que pretendían ser tranquilizadoras, se s

ndándome-. No eres mi esposo. Ya no.

e penthouse, en esa ciudad, donde cada esquina se sentía como un recordatorio de mi es

de luces intermitentes y voces gritando. Se abalanzaron sobre el auto, las cámaras ha

rándome el estómago. Sentí como si algo se estuviera desgarra

untó el conductor, mirando

Luego, un chorro nauseabundo. Un líquido tibio y visc

ra no.

nte había dejado los anticonceptivos, una esperanza secreta flo

esbaladizos por el sudor. Necesitaba a Bruno. Incluso ahora, en este momento de aterradora incertidumbre, era el único en quien podía pensar. El vie

de una mujer resonó a través de la líne

riño, ¿est

Mi esposo, con su becaria, mientras yo sangraba, sola, posiblemente perdiendo a nuestro hijo.

entamente. Un camión, con los faros cegadores, se abalanzaba sobre nosotr

traición, en la suave caricia de su voz

co. La cabeza me palpitaba. El cuerpo me dolía. Un

ió mucha sangre. Y... -Su pausa se alargó, pesada de signif

Arrebatado por su traición, por los paparazzi que él soltó sobre mí. Todo era su culpa. Mi cuerpo se sentía vacío, hueco. Las

-agregó la doctora, con el ceño fruncido-. Es inusual par

los fragmentos de memoria. Lo último que recordaba eran las luces intermitentes, el dolor y la voz de Bruno, íntima con Belén. La traición era una herida s

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