Mi Último Deseo: La Traición de mi Prometido
/0/21875/coverbig.jpg?v=ca8f1606c0d3105ec97569330290570a&imageMogr2/format/webp)
on que le donara el único riñón que m
era que yo ya m
Alex, me dio
tro compromiso y me casaré con
igándome a confesar frente a una cámara. Nunca supieron que fui yo quien salvó en secreto a nuestro
s celebraban con Karla, prometiéndole un futuro constr
a, al ver la vieja cicatriz quirúrgica y el ven
nció, con una voz fría como el
ítu
ista de Ji
ble. Mi vida, meticulosamente diseñada por otros, finalmente alcanzaba su clímax, no en un tri
a máscara de profunda preocupación. Sus ojos, normalmente agudos y calculadores, estaban nublados p
con la voz ásper
arrojado una larga sombra sobre nuestras vidas. Ahora, el único riñón que le quedaba
tiempo en f
n riñón. De
en el aire, pesadas y absolutas,
de mis padres, en las súplicas cada vez más desesperadas de Karla por atención. Mi hermana, la f
e su saco. Era un acuerdo prenup
so se acaba. Me casaré con Karl
el acero. Me sacrificaría para cumplir una fantasía
an demasiado profundas como para que realmente doliera. Ya me estaba muriendo. ¿
surro-, sabes los riesgos. Ella
tían como una broma cruel, un eco retorcid
su voz teñida de una
Jimena. No lo logrará sin ti. Tú
, un veneno, un testamento d
añadió, desviando la mirada-. Dic
había repetido en un bucle sin fin desde
que una vez significó consuelo,
verdad. Solo... solo supera esto. Cuando Karla se recupere... cu
esté.* ¿Acaso se escuchaba a sí mismo? Estaba prometiendo un futuro que no
. Recordé las conversaciones en voz baja, las oraciones desesperadas. Y recordé dar un paso al frente, de forma anóni
Mi riñón. El otro latía de
valentía", su "generosidad", sin cuestionar ni una sola vez la conveniente narrativa. Si les dijera la verdad ahora, si
s, insinuar mi propia contribució
s ojos muy abiertos en una ofensa fingida-. Karla fue tan vali
ederico, ha
na me salvó la vida. Tú solo te
olor sordo que resonó en mi pecho. Me pin
no con un estruendo, sino co
ndo una mano con desdén-. Si n
rometido ser mi refugio. Pero incluso él, en su lealtad equivocada, me había llamado "malagrad
ital. Y yo estaba tan cansada. La enfermedad, este veneno insidioso que me robaba la vida, me había
la mía, no por amor a mí, sino por miedo a lo que le pasara a Karla. Una sombra de sonrisa toc
oz plana, desprovist
, seguido rápidamente por un destello triunfante. Me miró, asombrado, como si acabara de sacar un mil
abrazo, un abrazo desesperado, casi doloroso, que era para su propio al
itad, y luego otra vez, el sonido un desgarro agudo en la silenciosa habitación. Los pedazos cayeron al suelo com
ncía, una pieza de repuesto. Mis padres llegaron, un torbellino de susurros agitados y miradas preocupadas
cama de Karla, desplomándose en una sil
ando la mano de Karla-. Vas a
preocupación, caminaba por el pasillo, ladrando ó
ara convencerse a sí mismo-. Saldrá de est
osición. Firmó rápidamente, sin una segunda mirada a los detall
ojos; no una preocupación genuina, sino u
mada en el brazo, un gesto desprovisto de calidez-. Est
bra que usaban c
ie, secándose los ojos-. Pero Karla nos necesitaba más. S
na justificación apenas vel
gitó una tarjeta de crédito-. Tu parte del fideicomiso fami
sentían extrañas, incluso para mí. ¿De qué servía el
jamente, sus ojos
cida. Es una cantidad sust
o. El mundo pareció inclinarse, volviéndose borroso en los bordes.
, de repente aclamada como una heroína, su "sacrificio" susurrado con asombro. Su cicatriz, una línea delgada y perfecta de un cirujano plástico
dad inventada se amplificaba. Me acusó de burlarme de la condición de papá, de es
erir a tu hermana -suspiraba Jack
como Karla? -exigía Federico
parecer, convertirme en la sombra
ariciaba el cabello de Karla, Federico sostenía su mano, Alex se sentaba en el borde de la cama, su mirada fija en mi herma
os rayos de sol desangrarse en el cielo. Estaba a punto de dar mi vida, y sin e
, una verdad que ya no dolía, solo resonaba con un eco v