El Doctor, El Esposo, La Mentira
y vendada, porque Alejandro había "arreglado" mi a
utas. Mi bienestar era
sta de compromiso de Beatriz. Una celebración de
do para mí. Un collar, delicado y centelleante,
z. Su ropa vieja, sus desechos. M
venosa de mi brazo, sus movimientos suaves, casi de
irando su reloj. "¿Estás lista,
atención ya estaba
acia el coche que esperaba. Una sacudida de dolor
or carmesí manchando la venda blanca bajo mi v
ioso atrapado en mi interior. M
finca era una majestuosa escalinata de
antarme, un fugaz destello
te, cortó el aire. Estaba en lo alto de las
onrisa venenosa jugando en sus lab
, caliente y abrasadora, me inundó. Lágrim
na palabra, se dio la vuelta y tomó a Beatriz en sus brazos.
ios. Un sonido desprovisto de ale
radaciones. La forma en que había desestimado mis s
sentenciosos, llegaron a mis oídos. "Pobre
es, todavía temblorosas, comenzaron a moverse. Un paso doloroso tras ot
de compasión. Pero se había ido, tr
pie de la escalera, un amasijo retorc
montón roto, lágrimas calie
rándome a una mesa apartada. Era una i
ia. Candelabros centelleantes, cha
ntregó a Beatriz tres regalos. Cada
reliquia familiar. El que me había prometido
mor verdadero, transmitido solo a la m
sobresaltó a los pocos invitados cercanos. E
irritación en sus ojos. Pensó qu