Su Venganza Se Alza del Manicomio
que había dejado atrás. Mi brazo pulsaba con un dolor sordo, un recordatorio constante del costo físico de mi regreso. Me recosté contra los asientos de cuero
lante, golpeando contra el reposacabezas. Un dolor agudo atravesó mi cuello. El cinturón de seguridad, diseñado para la s
de la puerta. Bloqueada. Probé la ventana. No se movía. El seguro para niños estaba
la voz de Carlos, fría y desencarnada, llenó l
ocado al perro de Alicia. -Su voz estaba desprovista de emoción, un monótono escalofriante-.
taba promulgando un castigo. Esto no era un colapso repentino; era premeditado. La rabia fría que había
eba de balas. El auto era una fortaleza, impenetrable desde el interior. P
ma, configurado para congelar, mordía mi piel. Mi aliento formaba nubes en el aire frío. La herida en mi brazo palpitaba, una
e se filtraba en mis huesos. Mi cuerpo, ya magullado y maltratado por el manicomio, por el ataque de
los y yo, conduciendo por la ciudad en una noche fresca de otoño. Apenas habíamos comenzado a salir, un romance vertiginoso después de su "rescate" por Alicia. Había
do amor, luego ofreció solo manipulación y traición. Mi mente reprodujo su rostro mientras sostenía a Alicia, mientras corría hacia el niño que se ahogaba
uerto hacía mucho tiempo. Este Carlos, este hombre frío, calculador y hambriento de poder, era un extraño. No había vuelta atrás, ni reavivamiento, ni esperanza de lo que una vez f
é contra ello, luché contra la negrura que se arrastraba por los bordes de mi visión, pero mi cuerpo me estaba fallando. El último pensamiento antes
, mi cuerpo convulsionando en un escalofrío violento. Mi cabeza palpitaba, mi bra
s de la neblina. Estaba de pie sobre mí, su rostro sombrío, una cubeta en su mano. Alicia estab
arrodillada en el suelo duro y congelado. Mi cuerpo dolía, cada
gre se
na dispersión de árboles antiguos y desnudos por el invierno. Aquí era donde dormían los muertos de los Ferrer. Aquí era donde las cenizas de mi hijo estaba
entrada, un insulto chillón contra la piedra sombría. En su techo, una pequeña foto enmarcada en plata de Duque, el Doberman muerto de Alicia, estaba ap
el aliento y paraliza tu alma. Habían hecho esto. Habían tomado cada pedazo de mi vida, cada recuer
do. Traté de levantarme, traté de correr hacia el mausoleo, hacia
corpulentos, agarraron mis brazos, manteniéndome firmemente e
malicia-. ¿Todavía aferrándote a esa fantasía, Camila? No hay nada ahí para ti. Solo... cenizas. -Se encogió de hombros, un gesto despectivo-. Y Duque. M
-exigí, las palabras arrancad
un sonido alt
, si no hubieras sido tan... descuidada. -Se volvió hacia Carlos, un suspiro dramático escapando de sus labios-. Es
un pedestal cercano, una hermosa vasija de porcelana. Mi corazón dio un vuelco. ¿Era.
na disculpa pública. Un video para redes sociales. Solo admite que te equivocaste y podemos seguir adelante. Por el bien del apellido Ferrer. Por el bien del precio de las acciones
tra mí. Quería que me arrastrara, que me humillara públicamente, que confesara sus mentiras, todo para proteger su imagen, su compañía, su nueva vida
de rabia al rojo vivo que amenazaba con consumirme. Es
de este nuevo ultraje-. ¿Disculparme por defenderme? ¿Disculparme por recordar la verdad? Jamás. -Mis ojos, ardiendo co
frío se filtraba en mi vestido delgado, helándome hasta lo
un gesto salvaje hacia Alicia, que observaba con una sonrisa triunfante-. Destruiste mi vida. Robaste a mi hijo. Me
crudo y atormentado que ra
on con los suyos-. Te arrepentirás de esto más que de cualquier cosa que hayas hecho. Lo juro. Sobre la tumba de mi hijo. Te arrepen
o, que yo estaba rota. Pero algo en mis ojos, en la fuerza pura de mi desesp
su vacilación, dio
tado loca! ¿Recuerdas las drogas? ¿Las alucinaciones? -Tiró de su brazo, su
a de perro chillona. Su conflicto interno, aunque breve, era clar
efinitiva. Se volvió hacia mí, su rostro desprovisto de piedad-. Dirás lo que
rimas ahora secas, mi rostr
abras llevando una promesa de devas
rente. Carlos me observaba, su expresión inflexible. Alicia flotaba a su lado, un depre
ados. Esto era