EL CANTO DE LA LUNA ©
ue tenía un alto rango. Sin embargo, Astrea le
uí está l
que les sonrió irónicamente y les mostró que sus cadenas estaban sue
Alfa- ¿Qué clase de mod
staban en
te, que
ijo del Alfa tenía un
irar al hombre que est
diciendo que vendría a la ciudad. Si no estos... -señaló a
una inclinaci
os que pod
humana
esertores, hija -el
necesario dejar Silv
o lamento. Puesto que el ambiente
ndó una voz- ¿Qui
no, se puso los mechones sueltos d
es Astrea
beza para cruzar mirada con el hijo del Alfa, observó
Ronald trató de hacer más ligero el amb
cabar con su paz con aquello de las parejas y el apareamiento. Fue una hora de preguntas incómodas, y cuando les dijo cuá
fue a estudiar en el extranjero. Pero nunca nos hizo saber q
una mueca-, se enteró cu
hombres pregunt
meses en el medio orient
na maldición y se levantó para
son nuestro tesoro más valioso
-Astrea no pudo
ojos hacia ella, p
ro? -preguntó con c
s de manera tajante con un toque de ama
er
interrumpió-. Solo vine a la ciudad para visitar a m
uevamente? -quiso sa
tengo que cumpli
bo aún está dormido -el Alfa trató de ser razon
-susurró, y mi
s, pero en ese moment
que fue derribado, pero no pode
a de mirar al r
verlo? -los
ber una mujer
diotas en todas las
abía algo, solo que
iró al Alfa y a su hijo. Ambos le hicieron un asentim
ite su ab
uien se lo
se activó. Masculló una maldición muy poca femenina y lanzó el aparato por la ventana sin importarle el vidrio
ó en el despacho del Alfa,
tran bien? -pregu
fa de aquella manada, otra razón más para q
un dron de guerra. Les entregó el microchip, le dijo tendrían que descodificarlo
arse a ella, pero la forma en q
Alfa fue sincero-. Si hay algo en lo que
casa, y ver