EL CANTO DE LA LUNA ©
Sabía que era una osadía de su, pero no tenía más opción. Pensaba que era lo mejor par
, pero justo en el momento en que iba a darle
u angusti
fundida, porque no sabía
entara a su lado durante unos segundos-. Algo te
ó todavía no era capaz
ro -le sonrió con cariño-. Y estoy
uesto que su intuición de
oy segura de que eso sucederá muy pronto -la añoranza estaba reflejada en su voz-. Como bien sabes, mi mari
o sé
labios-, llegaste a mi mundo cuando pensé que nada tenía sentid
momentos tan tristes -miró a los l
iento, todo lo que he hecho has sido por ti y no me arrepie
su frágil corazón, porque pensó en lo deso
conversación más tard
a uno de los latidos de su co
ó fuertemente- ¿Te pa
estás asustando -Astrea s
emos una conversa
pareja? -ella no pud
Héctor mi segunda oportunidad de amar -chasqueó los dientes-. Creo que
disfruta tu
señas para que le
encuentres a tu compañ
en que iba a abril la boca, el sonido del claxon se escuchó. Era Wayne,
se hizo más intensa y al caer las gota
ogar -susurró siguiendo con el dedo índice el
fuerte. Ya no era aquella a la que sus amigos tenía que defender, siempre se sintió una carga para ellos. Por eso
ía, porque con esta había perdido la cuenta. Camino hasta su mesita de noche y sacó su medicina. La que había estado tomando, durante
o raro, no importa en la comunidad q
unos kilómetros. No importaba que estuviera lloviendo, puesto que su parte lobuna amaba hacerlo. El olor a tierra húm
ropio lobo la rechazaba, y tampoco conocía el motivo. Deci