El primo, el ceo y mi hijo
mezcla de frustración y curiosidad. Sentí el olor a
ía, profunda y posesiva. Me sujetó por la cintura, atrayéndome con
emente hacia el interior de la habit
. -co
surré, agarrando el cuello de su camisa de lino y tirando. El botó
había encendido una necesidad. Sentía que si no tomaba el control de mi cuerpo aho
era. Sus manos viajaron bajo mi vestido, encontrand
e repente, mi
da. Sus ojos eran oscuros, llenos de
como esa chica. Soy virgen. Me casé
. Me sujetó el rost
ñido grave en alemán que me hizo estremece
ie contrastaba con el fuego entre nosotros. Ahora, la atención de él se centró en el babydoll de
, ahora rígidos y levantados. Mis pechos eran modestos, pálidos y vírgenes al contacto de su mirada, y por un momento
da, de cintura estrecha y caderas suaves. Mi piel era blanca y virge
era musculoso, fuerte, el cuerpo de un hombre que trabaja y construye, no que se sienta. Su piel era ligeramente
su boca regresó a la mía en un beso profundo y experto. Me sentí complet
me elevó un poco, acercando sus labios a la punta de mis pezones. No mordió, succionó suavemente, concentrándose en el placer,
sperando, palpitante y extremadamente sensible. Él deslizó su de
muró contra mi piel, su v
ón se hundió bajo nuestro peso. se colocó entre mis piernas y con una ternura inespera
ó brevemente, pero la necesidad lo superó.
ió la membrana que había esperado por años para ser rota. Sentí un dolor agudo, pero fue u
n de mis ojos, no de dolor, sino de la abrumadora emoción de este momen
l en alemán, suav
reemplazada por la sensación de ser llenada y poseída. Era rítmico, intenso, una d
ad del ritmo, el recuerdo de la camarera regresó: esa imagen de ella encima de Andrés
to de él, mis mano
trecortada, mis palabras estaban llenas de
ó su rostro, no discutió. En lugar de
-dijo, usando mi no
rgen, se giró, me ayudó a pivotar y me sentó sobre sus caderas. Ahora yo es
daba una fuerza inesperada. Me incliné hacia adelante, mis manos en sus abdominales, y comencé a mover mis caderas. Al
ia atrás para aumentar la pre
de Andrés. Sentía cómo mis pechos se agitaban con el movimiento, y
Me sujetó por las caderas, ayudando a guiar e
Andrés comiéndole los pechos. Yo quería esa devoción
manteniendo la uni
... para esto -dije, seña
a espalda. Era la posición de sumisión que la traición me había forzado, pero
roce hizo que mi respiración se volviera errática. Luego, agarró mi ci
Él tomaba el control del ritmo, la fuerza, la dirección. Los go
ronca, pegada a mi oreja, el aliento
el impacto de su pene contra mi cérvix. El dolor había desaparecido por completo, reemplazado por la sensació
smo, más profundo y desorientador que el primero. Mi cuerpo se convulsionó bajo su dom
ó, y caí rendida sobre el colchón, exhausta
te, abrí