Guerra de mafiosas
re a todo lo alto, encima de la ciudad, disfrutando de la pincelada mágica y romántica de las calles iluminadas, el mar a lo lejos apareciend
acción y deseo de todos los hombres del país. A ella le fascinaba sentirse admirada y venerada, sintiéndose una princesa de cuento de hadas y p
e igual a un títere o una piltrafa. La explosión fue idéntica a un gran retumbo, un cañonazo atronando cual rugido espantoso, haciendo añicos las ventanas y las mamparas del hotel. Los vidrios reventaron en un millón de pedazos, cayeron los costosos candelabros que adornaban los
rre?!-, llamó Kari
tó un carro cargado de dinamita!!-, estaba aterrado "Sapo", el
la sangre revoloteando en los tubos de sus vena
ón está malherida-, le fue detallando apurado el jefe de seguridad con los primeros reportes que le iban llegando de la emergencia, sin embar
s incendiados y la furia calcinando sus entrañas has