Un amor retorcido: El amargo sabor de la traición
Monten
risa amarga escapando de mis labios-. ¿De v
a, sus ojos fríos
aleria. Claramente eres i
mplemente soy un inconveniente? ¿Simplemente estoy exponien
mbar, que todavía estaba acurrucada en el
El Dr. Thorne en la clínica V
ada, conocida por sus programas de "rehabilitación". Un lugar donde los disiden
pasillo, sus rostros impasibles, sus movimientos rápidos y
chando contra su agarre
te, su rostro una máscara
en, Valeria.
crudo y roto-. ¡No te confiaría ni u
o en el pasillo vacío. Ámbar, con el rostro pálido pero lo
ijo, su voz un ronroneo baj
to que esperaba. Lo último que vi fue su expresión conflictiva, un destello de a
é, peleé, maldije, pero fue inútil. Los enfermeros eran demasiado fuer
ecía más una fortaleza que un santuario de curación. Las puertas se
e y algo más, algo metálico e inquietante. Una enfermera, con el rostro desprovisto de emoción, me ató
n una satisfacción depredadora, una sonrisa cruel jugando en sus labios. En su mano, sos
z goteando veneno-. Parece que finalm
de electrochoques. Iba a in
mi voz ronca-. Puedes intentarlo todo
sonido es
os eso, queri
agonizante recorrió mi cuerpo, mis músculos convulsionando, mi vi
la, casi clínica-, dime, Valeria.
desafío desesperado-. ¡Es i
era insoportable, una agonía abras
, su voz inquebrantable
rostro, mezclándose con el sudor y el
mueca cruel
Pero tenemos todo el día. Y
destrozar mi mente, borrar mis recuerdos, quebrar mi voluntad. Pero resistí. Me aferré a la verdad, al recu
tuta, brilló en mi mente. Tenía que jugar su juego. Tenía que a
ien, Ámbar. Tú ganas. Yo... lo admito. Mi padr
un brillo triunfante en ellos. Se inclinó más
ora, dime, ¿cómo se sintió t
esta derrota, disfrutando de su
Con una patada repentina y explosiva, lancé mi pie hacia adelante, conectando directamente con su pecho. Ja
yo fui más rápida. Usé el impulso, girando en la silla, y me liberé de las
martilleando, la adrenalina corriendo po
erando la compostura, su rostro c
n borrón de movimiento. Agarré a Ámbar, que todavía
ca, una fuerza desesperada en
n. Ámbar, sorprendida
! -gritó, su voz carg
sonrisa escalofriante tocando mis lab
eando la distancia. Estábamos en el tercer p
e una resolución fría y desesperada-. Mi padre.
e hizo añicos con un estruendo ensordecedor, bañándonos en fragmentos. Un ú
ento rugiendo en mis oídos. Cerré los ojos, un solo