La mentira que borró mi vida
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nte automovilístico el día de nuestra boda le provocó amnesia, y su familia lo usó como excusa para borrarme de su vida. Durante cinco años, vi cómo ot
cuché hablando
. Admitió que toda nuestra relación fue una mentira, una form
u nueva prometida anunci
rquestado cinco años de mi tormento, desde el asesinato
abía destrozad
sión de noticias en vivo con el mundo entero observando, voy a expo
ítu
ista de Br
el amor
da, un abismo al que me lancé voluntariamente, solo
que por fin había encontrado mi cuento de
lo olvidarme, viendo a su familia borra
ue amaba orquestaba mi to
lino, del tipo que escriben en los lib
placable que me arrebató el aliento. Me colmó de regalos, susurró promesas
ostrando su devoción con una intensidad f
sin mí, que yo era su
nía a nuestra unión, su desdén er
los. Prometió liberarse de su jaula dorada, constru
uché,
, los desprecios descarados de sus padres, Carlos y Enrique
iverso de jets privados, finc
ocado de la ciudad, me encontré
arte baja de mi espalda, una posesión declarada. Me convenció de que su desaprobación no imp
creció hasta
ca que la anterior. Llenó el Zócalo con mis fotos, compró una página completa en *El Universal* decl
a intensidad, pero su per
corazón rebosante de una esperan
lanco, susurros emocionados y el aroma de mil ro
on una sonrisa radiante en el rostro, un
endo ens
inó y luego se s
nso con olor a antiséptico. Me palpitaba la cabeza, me
ente automovilístico. Un conductor ebrio se había desviado hacia
o apenas. Tenía una les
lo vi, sus ojos estaban vacíos.
, su voz plana, desprov
había robado. Me
ada secreto susurrado, cada
rr
s, sus rostros tensos con una mezcla d
voz un susurro venenoso-. Siempre fuiste un desas
te, de la condición de Damián, d
u habitación del hospital, y
-declaró Carlos, sus palabras una s
, significaba borra
a que rondaba los bordes de
areció Casa
stía farmacéutica que rivalizaba con los Rivas. Ella
mbra de Damián, su cu
rganta, mientras ella le enseñaba gentilmente sobre su "pa
n las páginas de sociales, tomados de la mano, sonriendo.
ada vez, cada fragmento abriendo una herida nu
internamente, solo
cordándole nuestros lugares secretos para picnics, nuestras c
un eco escalofriante de
atrapado, que el verdadero Damián todav
var un recuerdo. Llevaba nuestro regalo de primer aniversario, un
ián en el jard
iendo la caja-. ¿Recuerd
tó la caja, sus dedos se cerraron alrededor de ell
upió, su voz
fuente de piedra, los pedazos e
rre me dejó un moretón, y m
, un dolor agudo recorrió mi brazo, pero no fue nada comparado con la agonía en mi p
repientas -amenazó, su voz baja y peligrosa-. No sé qui
n golpe físico, peor que c
s. Casandra estaba a su lado, una sonrisa burlona en sus labios, su brazo entrela
su voz goteando falsa preocupación-.
era una mota de polvo, luego se volvió hacia C
andes gestos que había hecho para ganar mi coraz
l hombre que una vez me declaró su razón de se
és del hierro forjado. Damián y Casandra bailaban, bañados por el suave resplandor de las luces de hadas. É
un nudo frío y duro de
Damián llevarse por el aire nocturno. Estaba hablando con su padre,
z teñida de una amargura que no había escuchado antes-. Y todo
e heló. ¿Ca
iación por la familia Méndez. Sus padres murieron en nuestra
sombras, una ola vertigin
nta propiedad de los Rivas, una tragedia que siempre había creído que fue un incidente
un sonido cruel y sin alegrí
eguí a Casandra y solidifiqué mi posición. ¿Quién diría
ulmones. Mi mundo, ya
fin
, los rechazos fríos, todo una me
lenta destrucción. La muerte de mis padres, una
un vestido brillante, se deslizó hacia ell
ngo noticias maravillos
e extendió por sus labios. -¡Eso es increíble, mi amo
el aire restante de los pulmones. Un bebé. Su bebé. E
aición definitiva. Mi corazón no solo
amián hacia ella dominaron todas las columnas de chismes y redes sociales. Mi nombre fu
e piedad o asco. Caminé por la ciudad, con la cabe
m
más lágrimas, no más
él conocía, la que l
vo, algo duro e inflexible
omento. Mi pu
. Desap
taría a la aplastante re