La mentira que llamó amor
ista de El
que ya sabía: ya no lo amaba. El dolor en mi pie era abrasador, pero el dolor en mi corazón era un dolor sordo y entumecido. Era una baranda rota
a Elena de antes se habría hecho pedazos, llorando lágrimas
te. Sus ojos, enrojecidos por su actuación, brillaron
as haber protegido a Elena primero! ¡Siempre me pon
ento apenas velado de parecer inocent
va a funcionar conmigo". Miré a Javi, mi mirada inquebrantable. "Esto no se trata de lealtad. Se trata de negligencia. Aquí está
enta del hospital en marcado co
nocencia herida, pero su vergüenza era clara. Los ojos de Javi, todavía fijos en Brenda, ni siquiera habían r
te! Brenda no lo hizo a propósito. ¡Y estás
tivo de su mano, un descarte de mi
hombros, una fría indif
quie
a, su rostro una más
! ¿Estás segura de que todo esto es necesario?", se quejó. "Yo..
a, ya dirigiénd
ado mientras me movía, haciendo una ligera mueca de dolor. Un destello de algo, ¿duda?, ¿arrepentimiento?, cruzó su rost
tido sordo en comparación con el dolor silencioso de la finalida
l copiloto, el peso del duelo todavía pesado sobre mis hombros. Los vi a lo lejos, Javi y Brenda, de pie junto a la tumb
interpuso en mi camino, bloqueándome. Su rostro era solemn
enta... quiero decir, sobre tu mamá. Y todo
eran rutina
oltó la
que no conseguiste". Hizo una pausa, su mirada se desvió incómodamente. "Yo... reemplacé tu solicitud con la d
Esto era. La pieza que faltaba del rompecabezas. La razón por la que nunca había recibido una ll
a un rugido furioso. "¿Mi trabajo soñado? ¿Por el que trabajé noc
la audacia, la
Confié en ti, Jav
mano por el cabello, su
un momento difícil. Necesitaba un nuevo comienzo. Y simplemente pensé.
s de autojustificación