El espectacular regreso de la esposa descuidada
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ba parada en mi sala, sosteniendo una prueba de embarazo positiva y una e
bellino, felicitó a mi amiga por "hacerle un gran servicio a la famili
simple "recipiente" para nuestra familia. Luego orquestó un "accidente" qu
alvaría la vida de mi padre por el hermano de mi amiga y m
os, pero fui ciega al hecho de que mi propia vida estaba siendo sist
r durante dos años, he construido una nu
vez, no solo está tratando de contr
ítu
sta de Elen
mi esposo. Me lo reveló hace una hora, sosteniendo una prueb
e dejaron a la Ciudad de México sin aliento. Llenó mi consultorio con tantas orquídeas raras que parecía un jardín botánico. Encargó una sinfonía inspirada en el ritmo de un corazón latiendo, dedicándomela a mí, la Dra.
eralmente podía sostener una vida en mis manos, le
llegó el d
a al Bosque de Chapultepec, con un brillo triunfante pero temeroso en sus ojos. Me extendió la fot
urró, aunque su voz no conten
mente..
agros, comenzaron a temblar. Un sudor frío brotó en mi frente y la habitación comenzó a inclinarse. El horizonte de la ciudad fuera de la ventana se desdibuj
tró como un huracán vestida de Chanel. Sus ojos, fríos y afilados como el acero quirúrgico, me ignoraron por
dijo, su voz goteando una
n gran servicio
mí, su expresión cambiando a
que ni siquiera pueden realizar l
que un golpe físico. Estéril. Inútil.
ra Garza, no preguntando, sino ordenando. Hizo un gesto al
dos para asegurar la salud
y mi suegra organizaban la nueva realidad de mi vida. No sentía nada y t
azotó las mejillas. Caminé durante horas, mis pies moviéndose en piloto automático, hasta que mi teléfono v
staba esperando en el vestíbulo, su hermoso rostro
dónde has estado! Es
azos extendiéndose para
mé cien
pantalla llena de mi nombre. Cien ll
e y persuasivo que había usado durante dos años para desmant
que te gustó en la subasta. Y reservé esa isla p
an embriagadoras, aho
é, las palabras ásperas
ortaba. Dijiste que
Lo eres", insistió, s
amilia. Un heredero para el legado de los Garza. Sofía es solo el recipiente
ora su habitación. Llevaba una de mis batas de seda, su mano protectoramente coloca
eña tablilla de o
cuerdas est
sado. Había escrito un deseo en ella en el templo, una oraci
s en voz alta, su voz
para completar n
a tablill
ién querías. Solo estoy ayuda
a adelante, arrebatándole la tablilla de madera de la mano. No solo la rompí; la astillé en una docena de pedazos, los b
éndome contra su pecho, sus brazos como una
tu habitac
destello de resentimiento en sus ojos,
ndolo con una fuerza q
e toq
eamos raz
me reí, un son
tiempo has estado acostándote co
e fastidio cr
procreación. No es como si tú pudieras hacerlo", dijo, su t
ntramos un método
a. Entendía la mecánica de la concepción mejor de lo que él podría imaginar. La pura ignorancia
uavizándose de nuevo en esa ca
durante el embarazo, te asegurarás de que coma bien, qu
a cabeza
N
La sonrisa de Bruno se desvaneció. Sus ojos, los que una ve
diji
la cuidadora de tu ama
su tamaño y presencia
hospital donde trabajas. Tu carrera, tu reputación... todo depende de nuestr
í. Tenía razón. En el mundo de los Garza, mis logros, mi habili
sonrisa confiada regresó. Se inclinó y me besó, u
da", susurró co
. Tú eres a la q
z de su madre resonó desde
a revisar a Sofía. Deja de perder e
ón suavizándose en un
a buena chica, Elena.
as sombras del pasillo, escuchando. Podía oírlos hablar en la sala. El a
dijo su amigo, su voz
da de poder. Ahora tienes al heredero y te qu
ncantadora que usaba para el p
ril. Y honestamente, está tan metida en su trabajo que prácticamente está casada c
baleándome, mi mano volando a mi boca para ahogar
entro había un único documento. Un acuerdo de divorcio en blanco, pre-firmado por Bruno. Me lo había dado antes de nuestra boda, un gran gesto para
ón silenciosa. No me había dado poder. Me había dado una cor
de largo las cien llamadas perdidas de Bruno y enc
, mi voz sorpren
ronteras en Sudán que me ofreció el me
pausa al
tá. ¿Pero estás se
mirada cayendo sobre el a
irme. Inme
sí. Tendría que ser cuidadosa. Tendría que planear mi escap
el estómago. El departamento, mi hogar, ya estaba siendo transformado. Catálogos de bebés estaban esparcidos por
suficiencia asomó a sus
cil para ti, Elena.
ceros que no pude contarlos y
ncio. No hagas un escánd
estaban de pie junto a la ventana. Él le frotaba la espalda, su
de esperanza den
voz era inquietan
á bi
rprendida, luego complacid
está firmado", dije, mi voz
ntado. Estaré fuera de s
ue apretado en mi mano, dejándolos