El espectacular regreso de la esposa descuidada
sta de Elen
opa de nido de pájaro para la vitalidad, pepino de mar para el desarrollo fetal y una docena de otros platillos caro
uerida",
s. Por el futuro de
orriendo con desdén mi simpl
acen con mejor fortuna. Saben c
staba acumulando. Miré a Bruno, esperando que dijera algo, que me defendiera. Él simplemente co
con una servilleta, montand
. Elena es mi mejor amiga. Si... si ella realmente no puede a
al. La señora Garza mordi
una gruesa carpeta de su bols
Bravo. Es tuya. Un pequeño detalle de nuestro
r en par, su máscara de humildad re
Garza... n
jo, dándole una palmad
trás y me levanté, el sonido raspando ruidosame
o", dije, m
e ir al h
da a la feliz
ón, mis diarios quirúrgicos. El trabajo de toda mi vida. Coloqué cuidadosamente los costosos regalos con los que Bruno me había colmado en su lado de la c
o había dado en nuestro primer aniversario. Me había dicho que estaba encantado, que mientras lo llevara puesto, su corazón siemp
que estás
me sobresaltó. Estaba de pie en la
dije sim
burló, entrando
Ya hemos hablado de esto
je, mi voz temblando a pesar d
? Me mentiste. Tú y mi mejor amiga me t
ndo", dijo, su tono apaciguador, co
que quieras. Cuando regreses, el bebé estará aquí,
e a sus brazos,
N
o, su agarre sorpr
ir a ningu
ojos de Bruno se dirigieron al cajón, su rostro de repente pálido de
iste con él?", exigió,
l acuerdo de divo
resentado. Pensó que ha
y fría se extend
Mis ojos se encontraron con los suyos, llenos
? ¿Era im
, la voz tímida de S
stás bien?
l pánico en su rostro fue reemplazado por irr
ofía. Vuelve a
ia mí, sus oj
la alteres. El estrés
ego sus ojos se posaron en el re
do?", grité, trata
tiendo insegura", dijo,
la ani
omando el único regalo que alguna vez había significado algo par
al pasillo. Ya le estaba ent
dijo sua
para que te
ojos brillando mi
no, es h
upuesto que no. Para e
solo una baratija. El recuerdo, el significado, la promesa
cia mí, su d
na por la noche", dijo, su voz de v
arás allí, a mi lado, sonriendo
y me besó
o abrumada. Me voy a qu
ación de ella, cerrando
abras resonando en mis oídos. Un frente unido. Una f
uestra relación en mi cabeza. Había sido tan ciega. Tan estúpida. Él nunca
esta. No me pararía
de corazón en el mismo hospital del que los Garza eran dueños, y desapa
empecé a transferir el cuidado de mis pacientes a mis colegas. Estaba en mi consultor
onrisa de suficiencia en su rostro.
jo, apoyándose e
ída de vuelta a la tierra.
frente a mí. Estaba tratando de obtener u