Noventa y nueve veces, y nunca más
e de que todavía estaba viva. A través de la delgada pared de mi habitaci
la prensa no me deja en paz. Dicen que e
esforcé por escuchar la
lia", dijo finalmente,
erto!", sollozó. "He sufrido tanto. Todos esos años que estuv
lejandro. La pregunta quedó suspendida en el aire, fría y cortant
si no me iba, me arruinarían! ¡Te arruinarían a ti! Lo hice para protegerte, Ale
cilmente de sus labios. Er
dijo Alejandro, su voz dura. "Era un
aber dolido. Pero no lo
e táctica. "Debería irme. Solo te estoy causando p
a, y pude imaginarlo perfectamente. Él atrayéndola a sus brazos. Ella, d
ró Julia, su voz teñida de falsa simpatía. "In
. Una liger
je. Mi voz era ronca, déb
nto después, mi propia puerta se abrió. Alejandro y Ju
s con falsa preocupación. "¡Elena! ¡Estás despierta! Oh, grac
ión cambió. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Cayó de
culpa. Me iré. Desapareceré de nuevo. Por favor, no dejes que yo sea la
era la víctima noble y abnegada. Y
"Mírala, Elena. Está de rodillas, suplicándote. Y tú simpl
"Vámonos, Julia.
erta de un portazo. Julia me lanzó una última mirada por
bía dicho que fuera fuerte, que fuera amable. Pero también me había dicho que no fuera una tonta. Había sido
e mi padre. Vivía en Europa por su sa
iño. ¿Está
oz quebrándose. "M
Contuve la respiración, espe
e lo suficientemente bueno para ti. El negocio no significa nad
stro. Lágrimas de alivio, de g
ro, cala
én te qui
a cosa más. ¿Tú o mamá alguna vez amenazaron a Jul
madre que había ganado una beca para estudiar música en el extranjero. Hizo las maletas y dejó una
o mismo de la venganza de
bía terminado de escarbar en
viajar. Mientras empacaba mi pequeña
ámonos antes de que te vayas. Hay algo que necesito
. Sabía que estaba mintiendo. Pero la mención
pregunté, m
Sabía que era un error, pero fu
ndo radiante. No parecía alguien que acabara
en", dije,
un brazalete de diamantes en su muñeca. "Se siente tan cul
cada regalo, cada momento tierno. Escuch
", pregunté finalmen
sa lenta y cruel.
é fija
te quiso más a ti. La hija perfecta. Pero no importa a quién quisiera, ¿verdad? Porque al f
susurro triunfante. "Realmente eres u
l café. Un hombre irrumpió, su rostro contorsionado por la rabia. S
Arruinaste mi vida! ¡Ahora vo