Heredera Traicionada: Mi Dulce Boda de Venganza
ista de Ji
habría sido insoportable. Habría llamado, enviado mensajes, dejado correos de voz llorosos, convencida de que había hecho algo terriblemente mal. Eventualmente, me quebraría, disculpándome por cosas que no eran mi culpa, sol
ara controlarme. Pero ahora, sin amor, e
to -los muebles, el arte en las paredes, las tazas de café desiguales- era todo suyo. Me había mudado a su vida, a su espacio, y en el proceso, me había borrado a mí misma. No había
bodega, fui a la oficina y presenté formalmente mi renuncia. Mi super
ntó, sus ojos escudriñando mi rostro-.
é, conf
ué
de la Ciudad de México hace unas semanas. Dijo que se iba a casar y que necesitab
un suspiro silencioso. Ciudad de México.
. Para su prometida, Brenda Campos. Es una lástima perderte, querida. Con tu talento, deberías
nauseabunda. Tenía un plan. Todo un futuro trazado que n
no funciona, me
no como una estrategia fría y calculada. Iba a darle una última oportunidad a Brenda, u
ios. No me molesté en corregir el ma
ue será muy feliz
a. Fui, queriendo una última noche normal antes de que mi vida implosionara. Tomé un par
emiprivado. Escuché la voz de Eugenio y me congelé. Es
slado a la Ciudad de México listo, una oportunidad de oro. Dijist
ha soñado con trabajar en la sede de Vanguardia Tecnológica. Nuestra firma se asocia con el
pués de todo este tiempo? ¿Y simplement
puñetazo en el estómago-. Esta es mi oportunidad. Si dice que sí, tendré todo lo que siempre he qu
me ancló a la realidad. Todavía pensaba que estaría e
rada del reservado, con una sonrisa triunfante
o que dicen del CEO de Vanguardia, Kael Osorio? Es el soltero más codiciado de
a ola de lástima y despreci
reemplazos. Pero no te preocupes. No dejaré que te deje si
resistir un último acto de crueldad. Al darse la vuelta para i
para sostenerse, sino
reto con un crujido nauseabundo. Estrellas explotaron det
da, agarrándose el brazo y haciendo una mueca de dolor falso, y luego me vio a mí,
d
o chocando con el mío, y
bien? ¿T
sus ojos grand
estaba tratando de hablar
ada por una furia pura e inalterada. Mi cabeza palpitaba, la habitac
ara. El chasquido resonó en el estrecho pasillo. Una mancha de mi sa
voz temblando de rabia-. Estás act
moteante Brenda detrás de él como si
eando veneno-. Y esta vez, lo digo en serio. No esperes
s hombros de Brenda, y la guio de regreso al restaurante,
mi cabeza un contrapunto sordo al vacío en mi pecho. Fue
ue un
sentía bien en mi rostro. Me dolía la cabeza y sentía el corazón magullado, pero sabía,
México. Mientras el avión despegaba, dejando las luces de Monterrey esparcidas
nado. Tenía a Brenda, tenía el trabajo en la
de lo que acab