Obligada A Ser La Luna Del Alfa
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A AS
o espera Wade e
té el cuello de la camisa de lino frente al espejo, la tenue luz matutina apenas mitigaba el nudo que sentía en el estómago. Sabía que la visi
Agnes. A
omplementaba la esencia terrenal de mi lobo, y arreglé mi cabello oscuro con un gesto que e
so de mi linaje con cada paso. Al pie de la esca
-Me bromeó, tratando de aligerar el ambiente. Su b
l juego. Mis ojos plateados se clava
Puedo oler tu jodido nerviosismo desd
fue pesado. La so
de la manada, necesito que te tomes lo que te voy a decir
agradar -dije con voz seria. Un gruñido bajo vibró e
evemente. Sabía que me estaba fallan
están esperando hace mucho tiempo a la Luna
ciséis. Cada año sin ella ha sido una carga más pesada-. Entiendo que quieran una figura femenina a la que puedan adorar y cuidar, un equi
lo suficiente-. Pero los demás... Los demás ya están entrando en una desesperación peligrosa. Creen que sin una Luna, nues
a tan amargo como la hiel-. Porque yo jamás, nunca, dejaría que
s, pero la tradición pesa más, Asher. Est
da todo este tema, Wade
momento de la verdad, y él
guerreros de la guardia joven. Se pusieron de a
s pulmones. ¿Tres se
nido de por vida? ¿Y si no la encuentro en ese tiempo? -pregu
fue un golpe bajo q
puesto de Alfa. Tienen pensado que Keegan sea tu suplente. Él tiene veintitr
is manos se cerraron en puños, sin
de una manada! ¡No sabe lo que es lidiar con las alianzas, las deudas y las fronte
os. Tú ya tienes treinta y dos. Dicen que te queda menos tiempo a
r furioso. No dije más. No podía. Si abría la boca
el castillo. El fuerte portazo retumbó en la mañana, un eco de
traidores. Co
ía el control. Cuando estuve lo suficientemente lejos de las casas, dejé
ocultos. Bajo la luna, di un aullido potente. Era más que enojo. Era dolor. Me sentía traicionado por mi gen
bí directamente a la ducha. No podía permitirme mostrar debilidad o agotamiento. Cua
l castillo -le ordené a Wade tan pr
ió a dar el aviso. Aproveché
leras, junto a mí -les dije. Necesitaba mostrarles al pueblo que m
nte no puede pasarte a llevar. E
en lo alto de la escalera, mirando a la multitud qu
el rugido de mi voz de mando. El silencio fue inmediato y absoluto -. ¿Por qué tengo que repetirles las cosas? -fruncí el ceño. Mi molestia era un aura que los op
revió a alz
ntro hervía-. Y he de admitir, que me siento profundamente traicionado por ustedes; mi pueblo. -Mi voz se quebró ligeramente, y permití que lo n
empo más estaremos esp
so, usando la voz del pueblo para trepar. Esta
do esto, ¿no e
to, dirigiéndome de
nté-. Necesito que me respondan con claridad. ¿Están de acuerdo
con fuerza. Esp
tamos de
ho. Me dolía el alma. Era la confirmación de su d
una firmeza forzada-. Si no encuentro a mi alma gemela en
dia vuelta y entré en mi castillo.
do la puerta detrás de mí.
na? ¿Por qué
del destino. No podía creerlo. ¡Que me quisier
yo de no poder en
sus ruidos y el olor a metal de los humanos. Pero ahora, c
aterraba era el
rprenda poniéndome a
la de un Licántropo. No tendría la fuerza para lidiar con el miedo de la transformación y las responsabilidades de una
gión. Mi mano temblaba ligeramente mientras señalaba las g
o-. Quieren una Luna. Les daré una Luna. Pero si la encuentro, y si por un mi
Tres semanas. Me vestiré de humano, ignoraré el asco
eas. Y si por ti pierdo mi