La redención de la viuda billonaria
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O eso me dijo él. Fui yo quien lo sacó de un coche en llamas, y es
condición era una mentira para evitar tocarme, y que siempre la había amad
deslave para rescatarla a ella. Cuando desperté en el hospital con las costillas rot
a mujer que llevaba a su hijo secreto. Mi amor era una carga
estrozó el alma: nuestra acta de matrimonio er
é a la única persona de la que él
oz rota-. Necesito irme.
ítu
ÍA
rma que el resto del mundo: por una alerta de noticias. Pero
n eréctil. O eso me dijo él. Era una condición que solo existía dentro d
suponía que viera. Mateo estaba perfectamente sano. La mentira era un
ocar, cuando escuché voces adentro. La suave risa de una mujer,
r con ella? No soporto verlos juntos -dijo Valeria, su vo
ón comenzó a golpear contra mis costill
igo-. El abuelo todavía está observando. Siente que te debe la vida por haberme salvado del accidente.
ba bien. Fui yo quien lo sacó de los restos en llamas de su Porsche. Fui yo quiende Mateo destrozaron lo
s la única forma en que puedo estar contigo. Una vez que tenga el
iempre la h
a teñida de una diversión cruel-. Su último deseo fue que cu
no fuera por él, me habría casado contigo hace años. Toda mi amabilidad con Sofía, toda l
cuidadosa atención a su supuesto trauma, mi apoyo inquebrantable... todo
r era una carga. Mi sola presencia era una
ndo de la puerta, llevándome la mano a la boca para ahogar un sollozo. Mi pie se enganch
que me había lesionado al sacarlo de ese accidente de coche. Un nuev
stenido mis manos cicatrizadas entre las suyas, su
me salvaron la vida. Déjame pasa
na mentira bellamente e
te. Estuve enamorada de él durante años, escribiendo su nombre en mis cuadernos, soñando con un futuro que ah
el reemplazo de la mujer que realmente ama
ada en nuestra cama compartida y estéril... todo era veneno. Se casó co
de un salto, mi cuerpo temblando incontrolablemente. Ten
ojos nublados por las lágrimas, hasta que encontré su nombre. Un nombre que no había llamado
la infancia. Mi ancla, antes de que
dos veces antes d
oz era vacilan
e en mis labios fue u
le
de sorpresa a preocupación-.
bras. Un sollozo ahogad
ué pasa? ¿D
ente, las palabras rompiéndose-.
un instante de silencio que
rme, seria-. Por supuesto.
sitaba. Había visto las sombras
o -susurré-. ¿Puedes...
su voz un salvavidas en l
-dije, mi voz temb
detrás de la puerta del estu
ntí e
e nuevo, amortiguada pero
mos a todos que es un milagro. Diremos que es mío y de Sof