Reina deslumbrante desenmascarada: ¡nunca fue ordinaria!
daba, así que ella sintió que el corazón le daba un vuelco. Al instante sigu
mbre del auto negro al bajar, co
er tu cara", exigió la chic
os al casco, a punt
mudeció y cont
la Velocidad, el tricampeón, po
ser increíblem
lo! ¡Quít
Lentamente, él comenzó a levantarse el casco. L
eniendo la respiración,
punto de quitarse por completo el casco. Acto seguido
culto, pero su voz transmitía una divers
"Me cuentas todo sobre esa máscara y,
talló en susur
ios de la Velocidad está demasiado
ductora del auto rojo
vanecía. Caylee y el hombre se miraron fijamen
de que llevaba la máscara. No podía creerlo. Su exesposa, otrora tranquila y obediente..., estaba allí,
aba imaginando todo a reconocer que su ex se había es
una mano suave se deslizó sobre su brazo. Al instante
¿estás
un poco de dinero", respondió él, obligándose a mirar
star todo por el auto rojo. Me burlé de él antes.
a el estómago. ¿De verdad Mate
una espina. Al momento siguiente, la vergüenza y la furia crecieron en su interior. No podía a
alidad, te contaré todo sobre la máscara y...". Inclinándose hacia ella y susurrando en un tono lo suficie
contraía, pues había acertado. Br
ento rápido, el homb
era sorprendentemente ordinario, nada que ver con la leyenda que habían creado en sus mentes
re era ordinario? Apenas. Tenía cejas bien definidas, una mirada fija y su presencia estaba ca
ataba de una simple máscara, sino de una hábil remodelación de un rostro. Incluso ell
n suavidad: "La prueba del pequeño accidente que Stacey montó ya está en t
iguió las pruebas antes qu
el hombre desapareció entre la mul
a, mientras un destello de em
ría irse sin dejar rastro, así que se dirigió a la ventana y sali
ivorciamos y ya estás presumiendo de ti misma! ¿A quién intentas impresio
tados, remató en un tono acusador: "Realme
soltó una risa aguda, mientras replicaba: "La gente c
tervino: "Señorita Jenkins, Brett solo quiere lo mejor para ti. Mateo no es un hombre con el que se
estás preocupado por la reputación, señor Griffiths, tal vez no debiste haber echado a tu esposa c
bía humillado, pensando que él la había salvado del accidente de auto, pero ahor
señor Walsh descubre tu engaño, ¡te arrepentirás
dicarle una sonrisa deslumbrante y burlona,
ó, dejando solo am